«Partes de una familia», del director mexicano radicado en Holanda Diego Pérez, es un documental que aborda la relación de las parejas en el ocaso de su vida. A través de un lenguaje cinematográfico íntimo y contemplativo, Pérez disecciona las complicaciones de la vida en pareja tras la partida de los hijos y el final de la vida productiva.
La trama repasa la vida diaria del doctor retirado Gonzalo Pérez y su esposa Gina, una pareja octagenaria que vive su días de forma distante, pese a gozar de una vida acomodada y solvente en una extensa propiedad a las afueras de la Ciudad de México.
Acompañados tan sólo de la servidumbre, la pareja enfrenta la vejez de una forma distante, fria y un tanto resignada. En este contexto, el espectador se involucra en la complicidad con la cámara del director (que por cierto, es hijo de los protagonistas) que funciona como una capilla, un espacio de confesión para que ambas partes expresen lo que les agrada y les molesta de su vidas.
Aunque podría interpretarse como una película triste, al final Partes de una familia aborda una situación bastante común en las familias contemporáneas: El alejamiento progresivo de las parejas al paso de los años.
Pese a los episodios dolorosos, en los que ninguno de los protagonistas son capaces de comer juntos, recordar lo que les gusta de su pareja o siquiera lo que los hizo enamorarse, «Partes de una familia» documenta las complejidades de una relación longeva y la necesidad de la tensión y distensión en los matrimonios.
Y es que como señala el director Diego Pérez: «El documental es un acto de amor y de confianza entre un hombre y sus padres. Una muestra de que para acercarse, a veces hay que alejarse un poco y ver las cosas desde las distancia».
«Partes de una familia» forma parte de la sección «Pulsos» del Festival Ambulante 2013.
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