Lamentable, desastrosa, desorganizada, una auténtica pena y terriblemente chapucera fue la presentación en la Ciudad de México de los Arctic Monkeys durante la noche del miercoles y madrugada del jueves.

«Ache Producciones» y la banda británica se encargaron de hacer realidad la peor de las pesadillas para los aficionados de esta joven agrupación. Y es que los encargados de traer a los Arctics por primera vez a nuestro país, se aprovecharon de la exclusiva y trataron de «hacer su agosto», como dicen los clásicos, sobrevendiendo las localidades del evento. Aproximadamente quince mil almas ingresaron en una explanada del Estadio Azteca, que definitivamente no es la mejor sede para albergar un concierto.


Con una hora y media del retraso, Alexander Turner (guitarra y voz), Jamie Cook (guitarra), Matt Helders (batería) y Nick O’Malley (bajo); salieron al entarimado entre ovaciones y abucheos, mientras Turner agradecía la paciencia al respetable (que no fue respetado). Con los primeros acordes que dieron paso a Dance Little Liar comenzó a las 23:30 el tan ansiado y decepcionante recital.


Con riffs de guitarra extraordinarios que sólo pueden tener origen en la insolencia de la juventud de Turner y un poder en la batería con psicodélicos desplantes de energía, los británicos continuaron con Brianstorm, This House is a Circus, Still Take You Home, I Bet You Look On The Dancefloor, que hicieron brincar a preferente y general pero llevaron a varios de ellos a perder el aire por el sobrecupo ya mencionado.


El sonido del lugar no tuvo justificación y sólo puede describirse como una total aberración. Las impresionantes notas que convertía Turner se degradaban en la mínima potencia de los modestos amplificadores del lugar.


Potion Approaching, My Propeller, Crying Lighting y una muy aplaudida The View From The Afternoon continuaron con la atropellada velada, mientras algunos comenzaban a abandonar el lugar antes de que la carroza se convirtiera en calabaza.


El público dio muestras de gran civilidad y las feminas presentes, en su mayoría con rasgos extremadamente finos y cuerpos delgados con pantalones entallados, recibieron la dedicatoria de Pretty Visitors, para continuar con The Jeweller’s Hands y Do Me A Favor; previo a la que sería la más coreada de la noche, una explosiva When The Sun Goes Down a la que el sonido le quedó cortísimo pero que aún así retumbó en una versión llena de guitarras chillantes y platillos golpeados con explosiva fuerza.


Los Monkeys, que presentan su más reciente material, Humbug, terminaron así ésta parte del espectáculo en el que la escenografía fue olvidada y se sostuvo con el talento de los ingleses y un juego de luces arcaico; dos pantallas a los lados del escenario fueron la única manera de ver el concierto para muchos de los individuos mallugados que ante la gente alta y bonita no tuvieron acceso visual al escenario.


Para el encore se escuchó una Fluorescent Adolescent con un Turner visiblemente aturdido en los sentidos por el alcohol u otra sustancia de esas que aturden visiblemente. El concierto expiró con 505 y el frontman que se complicó demasiado para un «haussta la proxshima» que parece sarcástico, ya que para muchos de los ahí presentes, sencillamente, no habrá próxima con los Arctic, que con este tipo de promotoras parece que todavía no salen del garage.


HolaSim Alternatripmail

Un comentario en «ARCTIC MONKEYS: PEQUEÑOS GRANDES ROCKSTARS»
  1. Muy buena reseña del concierto! Como bien dices, mucha "gente bonita" asistió al accidentado evento, chavos que aunque se quejan más que el promedio, generalment no recurre a excesos que si hubieran ocurrido en otro foro.Un abrazo, ojalá coincidamos en el próximo… irás al vive latino?

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