Más de 12 años tardó Daniel «Pipi» Piazolla en atreverse a reinterpretar el enorme y valiosísimo legado de su abuelo Astor Piazolla, creador del nuevo tango argentino. Esta decisión no obedece a un desmarcamiento de su ADN musical, sino a la necesidad de encontrar un nicho propio en el campo de la experimentación musical y el jazz libre al lado de su ensamble Escalandrum, fundado en 1999.

Es hasta 2011 que Pipi decidió sacar de la habitación clausurada del clan Piazolla las piezas de su abuelo y reinterpretarlas desde su visión personal como jazzista en el sexto disco de estudio de Escalandrum, titulado Piazolla por Piazolla. Al lado de los 5 músicos de Escalandrum (bautizado en honor a la especie de Tiburón que Astor Piazolla acostumbraba pescar en altamar) el baterista argentino ejecutó la tarde del domingo 14 de Octubre al Festival Internacional Cervantino muchos de los temas más conocidos de su abuelo, pero desde una perspectiva musical diferente.

La Ex-Hacienda de San Gabriel de Barrera fue el escenario perfecto para un concierto que demostró las posibilidades musicales del jazz, al que Pipi Piazolla define como «fuente e inspiración permanente para todos los músicos de mundo«. Y es que al margen de su herencia musical, Daniel ha destacado por méritos propios al lado de Escalandrum, con quienes ya ha grabado 6 discos.



 

 

El inmueble del siglo XVIII fue el mudo testigo de una brillante interpretación de temas clásicos de Piazolla como «Oblivion», «Buenos Aires hora cero» y «Lunfardo». Con lujo de detalles y una interacción bastante dinámica con el público, Daniel añadió anécdotas personales sobre la vida personal de su abuelo .

Una de ellas tiene que ver con «Liber Tango», tema escrito en un Café de Roma en menos de 30 minutos y tras la insistencia de un productor de televisión que insistió en que el Astro argentino compusiera un tema de 3 o 4 minutos para ponerlo en rotación en radio y televisión.

Con ese tipo de anécdotas como colofón, los músicos de Escalandrum se encargaron de hacer una interpretación ecléctica y experimental del tango ,con la diferencia de que esta vez fue ejecutado a base de instrumentaciones de oboe, piano, saxofones, contrabajo y la batería de Piazolla, que sin reclamar protagonismo, demostró sus tamaños como baterista de excepción, al sostener los ataques y matizar las magníficas fugas y contrapuntos de sus músicos.

 

 

Aunque el ecléctico jazz del grupo suele mutar en estructuras musicales complejas y furiosas, la brillante dirección del baterista argentino logra dar forma a arcos dramáticos bien logrados y accesibles para todo público. Uno a uno, los cortes del nuevo tango argentino aparecieron en el repertorio del ensamble, ante las ovaciones de una nutrida audiencia hipnotizada por el virtuosismo del ensamble argentino.

Temas como la milonga que el patriarca del tango sudamericano compuso al lado del gran Paquito de Rivera fueron uno de los más celebrados, junto con cortes clásicos como «Adios Nanino» y «Escualo y Tanguedia». 

Cabe destacar que la presentación de Escalandrum fue uno de los eventos estelares en el segundo fin de semana del Festival Internacional Cervantino, ya que además de presentar localidades agotadas, el recital contó con la presencia de los embajadores de Argentina y Suiza, quienes junto al resto de la audiencia disfrutaron un revival del gran acordeonista Argentino a dos décadas de su muerte.

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