Esta vez hablaremos sobre las características que poseen aquellas piezas musicales que han trascendido. Desde Mozart hasta Queen. Todas ellas características tienen un aspecto común: Diferencia/Contraste

El primer contraste es dentro de la melodía o tonada de la pieza, es decir, esa frasecita de una canción que todos podemos silbar. Las grandes obras musicales tienen al menos dos temas melódicos. Dos ideas distintas expuestas a lo largo de la pieza. En algunas ocasiones estos temas son prácticamente mini-canciones unidas entre sí. Ejemplos claros de esto A Day in the Life (Los Beatles), Stairway to Heaven (Led Zeppelin), Bohemian Rhapsody (Queen). Quién va a negar esos tres temas no están entre los mejores de las bandas ahí mencionadas y los tres están formadas por dos o tres mini canciones que conforman toda la pieza.

Otro contraste lo encontramos en la diferencia tímbrica, esto es, en una misma composición, son distintas voces o instrumentos quienes exponen el tema. O bien se van incorporando poco a poco mientras la pieza evoluciona. Un típico ejemplo es la obra orquestal de Maurice Ravel «Bolero».

Un tercer contraste lo tenemos en los instrumentos de percusión o en el tempo (velocidad) de la pieza. Si ustedes observan cuidadosamente verán que en la mayor parte de las canciones, el baterista acompaña con diferentes patrones de ritmo, mismos que se mueven de acuerdo al carácter de la pieza. Un ejemplo de ésto es el tema Come on Eileen, me gusta más la versión de Save Ferris.



La parte rítmica es muy importante porque es un aspecto que nos remite a nuestra parte más primitiva. El primer elemento musical que conoce el hombre desde tiempo de las cavernas es el ritmo. Toda la música, debe poseer un pulso regular, cuando no es así nos resulta muy difícil de disfrutar. Los invito a pensar en alguna composición que no tenga ritmo regular, no importa que no haya instrumentos de percusión, ya verán que es difícil encontrar alguna. La Pequeña Serenta Nocturna de Mozart es un buen ejemplo.

Si nos detenemos a pensar en la música que se considera mala podremos notar que si nos parece así muchas veces es porque carece de alguno o varios de los contrastes arriba mencionados.

Más allá del ámbito musical,  el contraste existe también en otras expresiones artísticas que son consideradas bellas por excelencia. Por ejemplo, las grandes sagas de ficción. Desde la clásica Iliada hasta Star Wars ambas llenas de diferentes personajes y contrastantes historias entrelazadas que conducen a una historia final.

En urbanismo por ejemplo, las ciudades más importantes a nivel global: Nueva York, Londres, Tokio, Paris, todas son resultado de un contraste de culturas de distintos lugares del mundo, de nuevo el contraste se hace presente.

En pintura, gastronomía, literatura cine, fotografía. En todas las formas de expresión humana reina el contraste.

Todos buscamos consciente e inconscientemente una vida de contrastes, el verdadero enemigo de la belleza es la monotonía.

Agradezco públicamente a Alonso Arreola, quien me mencionó este tema por primera vez y despertó mi curiosidad para ahondar en el mismo.

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