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Normalmente los adolescentes que se quieren dedicar a la música reciben frases de sus padres, amigos y familiares como: “De la música vas a morir de hambre”, “Te vas a volver alcohólico y drogadicto”, “Estudia una profesión seria” y otras cosas por el estilo.

La página gubernamental observatoriolaboral.gob.mx muestra que en 2011 hay 16000 personas a nivel nacional ocupados en el área de la música, en 2005 registran 10000 lo cual denota un crecimiento mayor al 50%. Esto nos indica que pese a los prejuicios populares que tiene la profesión, la gente la sigue estudiando y ejerciendo.

datos observatorio laboral

Ahora bien, nos llegan dos preguntas “¿Dónde están?” y “¿Qué hacen?” Este tipo de preguntas para ser contestadas de manera sólida y contundente necesitarían respuestas respaldadas por datos estadísticos. En algún momento, un servidor se dará a la tarea de obtener esos datos. Mientras tanto no me queda más que hacer suposiciones basadas en mi experiencia personal en la Ciudad de Puebla.

Yo observo una constante: El músico no vive exclusivamente de tocar. Los músicos normalmente tienen una ocupación adicional a las tocadas. En el mejor de los casos se dedican a dar clases de música ya sea de forma particular o para alguna institución educativa y la mayoría de los músicos poblanos hacen rock n´roll ´en otros sectores laborales que poco tienen que ver con el arte: comercio, industria manufacturera y servicios, para ellos la música no es su ingreso principal sino más bien un complemento.   Esto se debe a que la industria musical es una industria de poco dinero. Ahondemos en el tema.



Nota: Aclaro que en este grupo de observación no contemplo aquellas personas para quienes la música es un hobbie, me refiero a quienes tienen la capacidad profesional de hacer música.

Industria musical local: situación ideal VS. situación real

Tratemos de explicar un porqué adicional de la situación precaria para los profesionales de la música. Vamos a hacer a un lado dos factores clásicos: el poco apoyo de las instituciones, la pobreza musical que ofertan el radio y la TV. Hay un tercer factor, la industria de la música local no funciona como debiera. Definamos primero el concepto de Industria. Tradicionalmente el término se refiere exclusivamente a la transformación de materia prima en producto terminado. Voy a recurrir a la definición que actualmente los expertos en la materia utilizan. Ellos definen a la industria como un complejo sistema de relaciones económicas entre tres elementos: productor, intermediario, consumidor.

Bajo este esquema vamos a ver el caso particular de la industria musical poblana, el cual considero similar al de otras ciudades en la república. Hay productor: el músico. Ahora bien, ¿quiénes son los intermediarios? Los que venden el producto. Aquí topamos con el primer problema, la ausencia de managers profesionales. En la mayoría de los casos son los mismos músicos los que se tienen que vender. Esto en sí es un problema, el músico tiene pocos o nulos conocimientos sobre ventas, marketing, posicionamiento de marca e incluso de relaciones públicas. En otros casos los “managers” son amigos o familiares del músico que asumen ese papel para apoyarlo, sin embargo tampoco tienen las características arriba mencionadas o si las tienen son en industrias muy distintas a la industria de la música.

Tercer elemento básico en una industria: El consumidor. En Puebla hay dos tipos de consumidores: Los bares/restaurantes y las instituciones de promoción cultural, como son las dependencias públicas de cultura o las universidades. El primer tipo de consumidor que son los Bares generalmente utilizan la música como un elemento de entretenimiento para atraer sus clientes, el objetivo del bar/restaurante no es ser un foro cultural por lo que deja de ser primordial la calidad del producto, en este caso la música, y se favorece más a los repertorios de temas clásicos que el público reconozca fácilmente. Dejando un margen reducido para la música original.

Las instituciones culturales por otro lado tienen foros abiertos precisamente para todo tipo de música, el problema es que difícilmente cuentan con la infraestructura para satisfacer las necesidades técnicas de cada agrupación musical. Ahora bien y siendo honestos, el objetivo de las instituciones culturales en la práctica es simplemente cumplir con una agenda de eventos marcados  para hacer quedar bien a la administración en turno.

El factor humano que constituye al consumidor tampoco es favorable, por un lado la mayoría de la gente que labora en estas instituciones son burócratas que no tienen conocimiento ni interés por la música, solo cumplen con sus horas de trabajo. En el caso de los bares sucede algo similar, ni el encargado ni la clientela del bar están ahí con objeto de escuchar o apreciar al artista, el primero espera ganar dinero y el segundo va con fines de distracción o interrelación social. Lo cual nos lleva a una importante conclusión: en la industria de la música local, el consumidor no tiene un interés genuino por el producto, simplemente lo ve como un accesorio.

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Una vez analizado esto ¿qué posibilidades de desarrollo existen para los músicos?

Es difícil establecer una respuesta general a esta pregunta, lo que sí podemos hacer es sacar conclusiones de acuerdo a lo establecido al inicio de éste documento. Ya que definimos tres actores: productor, intermediario, consumidor daremos una reseña de lo que cada uno debe tener para acercarse al ideal.

El objetivo del productor es vender su producto, ni más ni menos, en ninguna industria el consumidor está obligado a comprar nada. Esto implica que el músico debe saber a quien va dirigido su producto, por ejemplo si decide hacer una banda de Rock de material original debe estar consiente que pocos bares tendrán lugar para ellos, en Puebla puedo contar 4 o 5 bares a lo mucho, y hablamos de una ciudad de más del millón de habitantes. El rockero propositivo debe enfocarse más a las instituciones culturales y asumir que tendrá que tolerar malos equipos de sonorización y poco o ningún salario, es una realidad, la música original implica inversión ya venga directamente del artista o algún patrocinador. Sin embargo es más probable encontrar un público receptivo en el campus de alguna universidad que en un bar donde el público va a solicitar constantemente los mismos temas.

Por otro lado sea cual fuere su consumidor: bar o instancia cultural. En muchos casos pueden ser ambos por ejemplo, la ganancia del bar le puede servir para invertir en su proyecto. El producto tiene que ser de la más alta calidad, es decir el músico debe sobrepasar la mediocridad y tratar de superarse a si mismo en todo momento, ya sea tocando o componiendo. En México nos urgen músicos de calidad, punto. No se valen excusas: “Es que el gobierno no apoya”, “es que termino tocando lo mismo que todos”, etc. Hay que buscar la excelencia No matter what. Si el músico hace bien su tarea, el manager se fijará mejor en él.

El intermediario por su parte es casi inexistente, es importante encontrar profesionales del marketing que enfoquen su conocimiento en la música para profesionalizar su venta. Un buen manager debe reconocer y valorar el talento del músico para identificar cual puede ser su mejor consumidor. Por otro lado debe ser un hábil negociador para convencer al bar o la institución cultural de contratar al músico y lograr un acuerdo en donde los tres salgan bien remunerados.

El consumidor por su parte debe saber reconocer la calidad del producto. En el caso del bar debe saber que características busca en un músico, p. ej. que sea buen animador, que tenga un buen nivel de ejecución, que sea discreto con el volumen, etc. Y tener la capacidad para distinguir porqué un músico o grupo tiene un precio más alto que otro. Las instituciones artísticas por su parte deben contar con personal que tenga los conocimientos musicales suficientes para saber qué músico debe tocar en dónde y cuáles son sus requerimientos.

Finalmente los tres, productor, intermediario y consumidor deben darle a la música la seriedad que se merece, sólo así podemos lograr un cambio real.

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Un comentario en «Una visión esquemática de la industria de música independiente»

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