Esta semana será para una recomendación: la primera app, que yo recuerde, publicada en torno a un autor mexicano y desde luego la primera acerca de Octavio Paz. Se trata de Blanco, un ebook de «nueva generación» que aparece dentro del competido mercado de libros electrónicos convertidos en aplicaciones para plataformas móviles.
La primera edición del poema es singular: consiste en una hoja que se desdobla y ello tiene la intención de enfatizar el espacio sobre el cual el texto se soporta. En tiempos donde la realidad virtual está cada vez más asimilada, hacer una versión electrónica de Blanco es una decisión casi natural. Incluso Paz, en uno de los clips incluidos en la aplicación, habla de cómo podría hacerse este efecto con el video en una pantalla de televisión.
La edición corrió a cargo del Fondo de Cultura Económica y Conaculta, y la verdad es que está bien lograda. La ausencia de paginación y los elementos mínimos de la plana hacen de la lectura de Blanco, mucho atreveremos a decir, tal y como Paz la pensó.
Además la app cuenta con reproducciones de ensayos importantes, traducciones, textos sobre Paz escritos en el extranjero y reproducciones de colaboraciones con Vicente Rojo, de donde se destacan los Discos visuales, convertidos en animaciones táctiles. Todo el conjunto brinda una de las mejores experiencias en aplicaciones literarias dentro de la App Store.
Sin embargo la interfaz no es tan intuitiva como en otras aplicaciones. La aplicación explica poco y sin el debido contexto podría pasar como una experiencia mediocre; sobre todo si pensamos que la audiencia para esta edición no son sólo los lectores asiduos de Paz sino probablemente, gente que hará su primera lectura del Nobel mexicano a través de su ipad. Si tenemos paciencia y exploramos los elementos, los videos y otros textos terminan por explicar el texto original y la edición misma.
La app la pueden descargar desde aquí. Ojalá pronto se generan más proyectos como este en medio más accesibles.
O descubrirlo de manera formal, como una exposición, pero en un Centro Cultural de barrio sin grandes pretensiones.
De acuerdo. Hasta talleres se podrían hacer. Saludos.