Dados los últimos hechos, podemos decir que fue una semana, al menos, propensa al cambio. Hay dos eventos especialmente reveladores; la renuncia de Adobe a seguir desarrollando Flash para dispositivos móviles (no estés triste si tienes un Android, Flash era demasiado 2004 de todos modos) y la compra de EMI por parte de los dos gigantes de la distribución musical en el mundo, Sony y Universal.

Aunque el último evento también tiene que ver con un riesgo que no fructiferó y dio pie al declive de la compañía, no ha sido la única compañía discográfica en esta situación. Además, la música es el factor que complejiza el declive de esta y otras compañías parecidas. Aunque ambos sucesos pueden explicarse desde una perspectiva más general, la de las leyes sagradas del capitalismo, la música y el acercamiento a ella también fue factor en el caso de EMI.

EMI quizás es la única de entre las disqueras gigantes que tuvo lo más cercano a un sello particular. Por muchos años estuvo a la altura de su catalogo, que tiene como pieza más brillante los trabajos de los Beatles. Pero pronto tuvo que “adaptarse”, por decirlo de algún modo; si, EMI también tiene a Hannah Montana en su catálogo…



Más allá de eso, su caída es síntoma de una industria que tiene muy profundo y en el centro su paradoja: su gigantesco tamaño industrial no coincide con la intimidad que hace que sus artistas puedan identificarse con sus audiencias. Otras compañias vencieron esta paradoja al promover estrellas sin objetivos musicales sino comerciales; medir la música en medida de el dinero que produce es un ejemplo de esto. Esa es la contradicción que parece poder ignorar aquella paradoja. Que EMI sea «absorbida» podría simplemente significar la culminación del proceso de «adaptación» a los estándares más comerciales de la industria.

EMI también participó en estas dinámicas, pero su fuerza, a diferencia de Universal por ejemplo, que tiene a los llamados géneros populares apuntalando su estructura, estaba en esas bandas y solistas que ahora son parte de disqueras independientes. La pregunta hipotética sería: Si los Beatles estuvieran hoy formándose en un pequeño pub de Inglaterra ¿Qué tipo de disquera los firmaría?

Coldplay también es un ejemplo de esta transformación. Quizás fue la única banda que logro hacer que el comercio y la música funcionaran como en el pasado; lo que le dio esa apariencia de banda “grande”, al estilo U2. Coldplay es inmensamente popular a pesar de, al menos, pretender una búsqueda musical. Y sin embargo, esta dinámica también parece haber caducado; Coldplay ya da señales de decadencia.

Al final esos discos quedarán ahí. A continuación les dejo una canción de uno ellos.



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Por Fernando García

@unfernando

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