Hijo de Satanás

“Escribir te empuja a espacios aéreos, te convierte en un extraño, en un inadaptado. No es raro que Hemingway se volara los sesos por encima del zumo de naranja. No es raro que Hart Crane se tirase a la hélice, no es raro que Chatterton se tomara un matarratas. Los únicos que continuaban eran los que escribían best-sellers, y ésos no estaban escribiendo, ésos ya estaban muertos”, Charles Bukowski.
Uno de los grandes filósofos de la poesía urbana o, bien, de los callejeros que han sido grandemente sobreestimados como filósofos, es Charles Bukowski.



Puntos a favor o en contra de este alcohólico autor que comenzó su brillante carrera en el ocaso de su vida adulta (a los 51 años publica su primera novela), para dar paso a una nueva adolescencia, siempre los habrá. Como autor deja obras tan monumentales como su novela Factotum o sus colecciones de relatos La Máquina de Follar y Música de Cañerías, y otras aportaciones más bien redundantes y de menor calidad como su larguísima novela “Mujeres”.

Escritor más bien de la brevedad y lo certero, Bukowski entregó en 1993 su “Hijo de Satanás”, 21 relatos cortos inéditos que evocan al escritor en su momento de mayor madurez narrativa.

Su afición por los caballos y las mujeres, su increíble suerte con las menos cuerdas; su visión de lo que significa ser escritor, un pesar más que una bendición, y su increíble e inigualables aversión por todo el mundo, se encuentran condensados en estos magníficos episodios.

La lectura, como siempre en el caso del escritor nacido en Alemania, permite un ritmo ágil y favorece el sarcasmo oportuno que vive en las acotaciones del escritor. Para los que todavía no han conocido la brillantez de Bukowski, es muy recomendable comenzar con Hijo de Satanás, que irónicamente entrega un pedazo de cielo para los aficionados a la literatura de este borrachín.

 

Hijo de Satanás
Anagrama
Barcelona, 2009

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