Una pregunta muy de hoy es: ¿Quién es el dueño de los tweets/tuits? En los estatutos de Twitter, que nunca leemos, dice que ellos «no reclaman derecho alguno sobre la propiedad que los usuarios viertan en el servicio», pero también existen casos de cuentas suspendidas por razones diversas donde la cuenta desaparece con tuits incluidos. Twitter reconoce que lo que escribes es de tu propiedad, pero también lo guarda y organiza, y lo oculta o lo borra si lo cree conveniente. Por ejemplo, por ahora no se pueden recuperar tuits pasados sin la ayuda de terceros.

Para no empezar a hablar por ahora de propiedad intelectual y de cómo el puro concepto de propiedad ha arruinado a la humanidad (tal vez exagero un poco) me gustaría preguntar: ¿A quién le sirven un montón de tuits viejos? Rápido salen unas cuantas posibilidades: hacer compendios históricos con «testimonios instantáneos de primera mano»; publicaciones que den cuenta de la importancia de las redes sociales en la configuración del mundo y claro, la mejor manera de contar esa historia es a través de tuits (como cuando Paul McCartney habla de los Beatles por 11 horas); «La historia de tu vida», el libro que marco tu vida.

No nos detengamos. ¿Se imaginan la cantidad de cursilería mercantil que está por venir? ¿Video de la boda? Eso es demasiado 1994. Ahora van a poder tener un compilado de su historia de amor a través de Twitter y nadie va a poder ocultar jamás las cursilerías ahí dichas. El negocio de la memoria vivirá una nueva renovación. Para una sociedad obsesionada con los objetos la memoria también es un producto, y uno manipulable. Imagínense una firma de arquitectos de la memoria; cambiando lo que nos avergüenza, o dándole más importancia a lo que nos gusta y así recreando nuestras identidades pasadas de formas que sólo podemos recordar como una fantasía permitida por la voluntad del presente. Tal vez. La materia prima está ahí, esperando a que una industria capitalista decida sacarle el jugo.

Dick Costolo, CEO de Twitter




Bien, pues Twitter (no tuiter, esa criatura inexistente de la que nos hemos apropiado depositando en ella nuestros pensamientos que por casualidad caen en la bolsa de Twitter) ha decidido empezar a regresarnos un poco de ese contenido melancólico. Si crees que hay algo valioso entre tus tuits y quiere recuperarlo ya no tiene que buscar servicios de terceros, mientras no vayas más allá de 3,200 tuits, según Dick Costolo, CEO de Twitter. Sólo tienes que esperar a fin de año. Va a ser muy útil para los que olvidamos hasta las cosas que desayunamos, supongo… Para lo otro habrá que esperar un poco más, pero sólo un poco.

 

 

HolaSim Alternatripmail

Por Fernando García

@unfernando

Un comentario en «Lo que se queda: Twitter y el negocio de la memoria»
  1. Concuerdo contigo: …»uno manipulable. Imagínense una firma de arquitectos de la memoria; cambiando lo que nos avergüenza, o dándole más importancia a lo que nos gusta y así recreando nuestras identidades pasadas de formas que sólo podemos recordar como una fantasía permitida por la voluntad del presente»… Suena un tanto orwelliano pero en un extremo se puede convertir en herramineta de control

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