La última novela de Ignacio Solares se tambalea en la frágil cuerda que separa lo creíble de lo inverosímil y por eso debe ser considerada como tal, como una novela.

El escritor, galardonado con el Premio Fernando Benítez 2008, aborda la intimidad de Plutarco Elías Calles, uno de los políticos más trascendentes de los últimos 100 años en México, del cual, sin embargo, no se ha escrito lo suficiente.

Calles es el padre del priismo en México: instauró un sistema que se guiaba por la institucionalidad, pero al mismo tiempo comenzó una tiranía de 70 años.

El título resulta irónico, ya que se centra en las debilidades de Calles, en una época de su vida en la que espera el ocaso y lucha contra el desprestigio que le acarreó la rebeldía de otro de los históricos de la política nacional: Lázaro Cárdenas.



En esta novela con tintes históricos, Solares devela a un Plutarco desesperado que ha perdido el poder para siempre, alguien que se entrega a las supersticiones y al vicio. Un hombre no solitario, pero sí solo.

Bien documentado, Solares también evoca pasajes interesantes de la época, como aquella carta que envió Francisco Murguía a Obregón, la cual pudieron enviársela al mismo Calles diez años después:

“El gobierno de usted es un gobierno nacido del crimen y sostenido por el crimen. Es probablemente el más opresivo, el más humillante, el más vergonzoso que ha tenido el país, porque ha adoptado el asesinato como sistema fundamental de su conservación, contra sus enemigos políticos, supuestos o reales, a quienes se hace desaparecer con la ley fuga, por el secuestro, por el fusilamiento…”, escribió Murguía en 1922 al entonces presidente de México.

También nos abre los ojos. El alcohólico que comenzó una guerra con más de 30 mil muertos, una de las más absurdas en la historia de México, y nos seguimos refiriendo al personaje de Calles en El Jefe Máximo, pudo haber inaugurado el perfil de político mexicano que duraría muchos años, o que, simplemente, se repetiría de vez en cuando.

Otros aspectos, como la afición al espiritismo de Calles que narra en esta novela Solares, parecen difíciles de creer en su totalidad por la investigación que, incluso, fue puesta en duda el año pasado en el programa radiofónico de Carmen Aristegui.

El libro es de una lectura ágil, y se agradece la forma en que Solares nos invita a descubrir la historia, pero, al mismo tiempo, debe leerse con cuidado un autor que se acerca peligrosamente a los delirios de la superstición que él mismo ha estudiado, con el completísimo respeto.

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