El fin de semana pasado tuvo lugar la primera liberación de libros convocada por Ipso Facto y apoyada por Resonancia Magazine y  revistas independientes como Bon Voyage Fanzine  y Cuadrivio.  El centro histórico de la Ciudad de México fue el punto de reunión en el que más de 20 jóvenes entusiastas trabajaron de manera voluntaria para permitir que otros lectores disfruten de las historias, ensayos y poemas que los cautivaron en su momento.

La iniciativa fue concebida por Xoch Quintero y Cristóbal Martínez, dos jóvenes entusiastas que a través del proyecto digital Ipso Facto, lanzaron una convocatoria en redes sociales que rápidamente encontró Resonancia en cientos de personas  y organizaciones que apoyaron de manera  virtual y física el evento. Gracias a un efectivo uso de las redes sociales se dio a conocer la convocatoria, que invitó al público a donar sus libros para ser liberados.



 

DÍA 1: COLECTA

La primera etapa consistió en la colecta de libros, que tuvo lugar el sábado a medio día dentro de la estación del metro Bellas Artes. Aunque el inicio fue un poco tibio, los lectores poco a poco fueron llegando al punto de reunión para donar sus libros libres en la zona de acopio. En ese lugar se inició una interesante convivencia entre organizadores y asistentes que charlaron en torno a la pila de libros que, para gusto de todos, fue incrementando su número hasta rebasar los 70 ejemplares.

Contra todo pronóstico, los libros generosamente donados por los lectores incluyeron a autores tan destacados como Carlos fuentes, José Saramago, Juan Rulfo, Ignacio Solares, Ernest Hemingway y Gabriel García Márquez. Obras entrañables y que seguramente tuvieron un significado muy especial para sus dueños fueron liberadas en un acto de generosidad que da fé de la conciencia social de un gran sector de la sociedad capitalina.

 

 

LOS NÚMEROS


La sesión de colecta inició al mediodía y terminó alrededor de las 3 de la tarde del sábado. El saldo al cierre de las actividades fue de 80 libros listos para su liberación. Luego de una exitosa jornada, los asistentes se mostraron entusiasmados por liberar al día siguiente los libros recuperados.

DIA 2: LIBERACIÓN

Aunque el punto de reunión elegido fue el metro Bellas Artes, al paso de unos minutos, los asistentes a la liberación decidieron instalarse a un costado del Palacio de Bellas Artes con el fin de organizar la logística. Cuando los organizadores colocaron los libros sobre una jardinera, la cantidad  y variedad en los libros atrajo a una gran cantidad de paseantes y curiosos que se acercaron hasta el lugar para ver de qué se trataba.

 

Ahí, una buena cantidad de padres de familia, estudiantes y niños tuvieron la oportunidad de hojear los libros que estaban a la vista. Quienes así lo desearon, tuvieron la suerte de llevarse a casa un libro de su interés con el único requisito de que, al terminarlo de leer, volvieran a liberarlo para que otra persona lo disfrute.

Hasta el punto de reunión llegaron los amigos de la revista independiente Cuadrivio, que colaboraron de una manera bastante entusiasta y generosa al llevar alrededor de 40 libros libres lo que redondeó la cifra a 120 libros listos para ser liberados.

Al filo de las 3 de la tarde inició la liberación. Más de 20 jóvenes, que en su mayoría se conocieron en el evento, se organizaron para dividirse en grupos y recorrer los cuatro puntos cardinales de la Centro Histórico para liberar libros. Armados con un par de docenas de libros, las parejas de liberadores recorrieron la calle de Madero, el Zócalo, el Barrio Chino, las inmediaciones del Museo Franz Mayer, el MUNAL, el Palacio Postal y desde luego, el Palacio de Bellas Artes.


 

Los libros fueron liberados en escalinatas, mostradores, cabinas telefónicas y entradas de edificios públicos. Además, los participantes ofrecieron los libros libres a todo tipo de ciudadanos, desde niños, amas de casa, estudiantes, personas de la tercera edad y paseantes hasta músicos cilindreros y artistas callejeros.

 

 

 

 

REACCIONES

Al término de la liberación, los organizadores invitaron a los asistentes a regresar al punto de reunión para compartir sus experiencias al liberar los libros. Aunque las experiencias fueron muy variadas, la mayoría de los participantes coincidieron en que tanto el público jóven, como las personas mayores fueron las más interesadas en los ejemplares. Por alguna razón, las personas de entre 30 y 40 años se mostraron exceptivos ante la iniciativa y en más de un caso asumieron que los textos tenían un costo.

 

En contraste, los niños y adolescentes se mostraron muy emocionados al encontrar libros de su agrado, como la afortunada niña que atrapó el libro libre de la saga de Harry Potter. También vale la pena destacar los casos de las personas de la tercera edad que se mostraron interesadas por la iniciativa, y por la opción de poder liberar los libros de sus bibliotecas personales en esta etapa tan peculiar de sus vida.

No faltaron los casos de personas a quienes no les interesó la dinámica, sin embargo fueron una minoría en comparación con la enorme cantidad de público interesado en la actividad.

CONCLUCIONES FINALES

El éxito de este tipo de iniciativas ciudadanas nos deja claro que el interés por la lectura en México es constantemente menospreciado. Cada año, las estadísticas de los hábitos de lectura en México nos alerta sobre lo poco que se lee en el país, sin embargo, la mayoría de esos conteos sólo incluye cifras de venta, que en su mayoría tienen que ver con novedades editoriales.

Los libros que se leen en bibliotecas, que se comparten entre amigos y familiares, y que cada vez más frecuentemente son liberados nos hace sentirnos optimistas de que en México se lee más de lo que se piensa. Basta ver los vagones del metro o a la gente que viaja en el metrobus para darse cuenta de que en las ciudades principales del país la lectura y el amor por los libros es un hábito profundamente arraigado entre los mexicanos.

 

 

También nos queda claro el poder de convocatoria en internet, la fuerza de la interacción entre medios independientes y la generosidad de los lectores mexicanos, dispuestos a dejar que sus libros salgan a las calles para encontrar nuevos lectores.

Sin lugar a dudas, este tipo de eventos hace mucho bien en términos de convivencia y activación cultural de la sociedad mexicana, es por eso que en Resonancia Magazine hemos decidido apoyar esta serie de iniciativas que sin lugar a dudas, ayuda a tener un país mejor a través de la lectura. ¡Todos pendientes, ya viene la segunda liberación!

 

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