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Antes de iniciar esta crónica, me parece prudente advertir al lector que quien escribe estas líneas no pretende emitir una reseña representativa de lo ocurrido el pasado sábado 12 de octubre en uno de los festivales más grandes de latinoamérica. Este texto tiene la intención de dar resonancia a lo ocurrido desde la visión particular de quien lo escribe.

Los privilegios del monstruo

 



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En tan sólo 3 ediciones, el festival Corona Capital se ha convertido en uno de los eventos más grandes de la república mexicana, cada año el Capital convoca más de 80,000 asistentes que confluyen a la Ciudad de México desde distintos puntos del país e incluso desde el extranjero. El último sobreviviente de una época en la que los grandes patrocinadores apostaron por la música catalogada como alternativa, se ha convertido en un evento masivo y sin un eje temático bien definido.

Al cobijo de los grandes patrocinadores y la empresa más grande en la organización de conciertos en México, el Corona Capital ha pasado de ser una festival musical de corte rockero a una fórmula ecléctica en la que lo mismo pueden presentarse Dj´s, bandas de rock, estrellas pop o conjuntos de música electrónica.

Al Corona Capital sólo le bastaron 3 años y una buena cantidad de inversión por parte de sus patrocinadores para convertirse en la contraparte ideológica y socioeconómica del Festiva Vive Latino. Al contrario del Vive, las bandas extranjeras son las que dominan el cartel y atraen a una audiencia conformada por jóvenes provenientes de la clase media alta del país. El tipo de bandas que se presentan y los precios de los boletos se encargan de la selección natural.

Sobre este punto no hay mucho que anotar, cualquier asistente puede notar que a este festival asiste otro tipo de público, basta observarlos y escucharlos para entender que México es un país de brutales contrastes sociales.

El carnaval de las apariencias.

 

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 Foto: Excélsior

«¡Coachella es en Los Ángeles Wey!» escucho decir a una hermosa joven rubia que critica el atuendo de una adolescente que, -como casi todas las amigas que la acompañan- viste shorts super cortos, blusa de algodón, enormes gafas de sol y una diadema de flores sobre la cabeza. La emisora de la denuncia se aleja rapidamente a bordo de un bici taxi pedaleado por un joven que, a cambio de $40 transporta a la susodicha y dos acompañantes desde la entrada del Foro Sol hasta el acceso del festival.

Una vez dentro, las instalaciones ofrecen a los asistentes una muestra aspiracional de los rasgos más vistosos de los principales festivales del mundo. Ahí esta la minúscula rueda de la fortuna que emula a la de Coachella. La zona de Food Trucks, parecidos a los que abundan en las principales metropolis norteamericanas como Nueva York y las grandes zonas verdes y la presencia de marca de los patrocinadores como Vans, Red Bull, Old Spice y muchas otras, siempre gustosos de interactuar con sus clientes potenciales.

 

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Sombreros, gafas, sandalias, shorts ultra cortos, pantalones ajustados y demás parafernalia de moda caracterizan a la audiencia del Festival Corona Capital. Réplicas estilísticas de la superficialidad de otros grandes eventos en los que no importa tanto la música, sino la ocasión de escapar por dos días de la disciplina familiar y ponerse hasta el huevo de borracho, fumar marihuana y tomar fotos, muchas fotos que dejen constancia en las redes sociales de que se estuvo en el Corona Capital, el evento al que todo joven debe y tiene que asistir.

Paraisos artificales.

 

 

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El festival se divide en 4 escenarios estratégicamente diseñados para administrar el flujo de espectadores. En el Bizco club se concentran las propuestas relativamente nuevas, encabezadas por un par de figuras estelares de gran renombre. En el Corona Light se presentan bandas emergentes y algunas otras que mantienen cierto nivel de convocatoria pero que sinceramente, tuvieron mejores tiempos.

Los escenarios más grandes, el Corona y el Capital, concentra a las bandas emergentes y a las consagradas que en cualquier lugar del mundo tendrían una gran convocatoria.

 

Bizco Club

 

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TOY

En el Bizco Club, una enorme carpa abierta protegió del sol y la potencial lluvia a la audiencia mdurante el show de grupos y dj´s emergentes como Danny Brand, Nguzunguzu y Peace. Sobre este escenario hizo su aparición la banda inglesa Toy, quienes con su mezcla de Shoegaze y rock psicodélico sorprendieron gratamente al público que festejó cada uno de sus temas a pesar del potente sonido del escenario, que en muchas ocasiones saturó los sonidos provenientes de las guitarras eléctricas. Toy es un ensamble poderoso en el que destacan los riffs de guitarra y los acompañamientos de teclado.

A partir de ese momento la música electrónica y los ritmos bailables dominaron el resto de la tarde en el escenario Bizco con los actos de Jacques Lu Cont, y The Presets quienes se encargaron de subir los ánimos para la llegada de una de las figuras de la noche en dicho escenario: M.I.A.

La cantante británica con raíces de Sri Lanka encendió al público con una singular mezcla de ritmos orientales y bases rítmicas de Hip Hop. Acompañada de un par de cantantes de soporte y una impresionante escenografía, M.I.A. cumplió con creces las expectativas de un público con el que interactuó en canciones como «Bucky Done Gun» y «Paper Planes».

 

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 M.I.A. Foto: Excélsior

Los encargados de cerrar el escenario Bizco fueron la banda norteamericana Blondie. Con la veterana Deborah Harris al frente la banda respondió de manera digna a las expectativas del público y los organizadores que confiaron en ellos para colocarlos como headliners. Pese a la brecha generacional, Blondie logró impresionar a los asistentes con un repertorio plagado de éxitos como «Atomic», «Heart of Glass» y «Call Me». El éxito de dicho set pudo ser atestiguado desde varios metros de distancia, pues quien escribe estas líneas se encontraba inmerso en otras instancias.

 

Corona Light

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The Dandy Warhols

El Corona Light tuvo entre sus exponentes más destacados a The Dandy Warhols, quienes tras 7 años de ausencia volvieron a nuestro país para comprobar que sus éxitos siguen vigente entre las nuevas generaciones. Temas como «We used to be friends», «Bohemian like you», «The Last High» y «Get off» fueron muy celebrados por quienes nos reunimos para verlos. La emoción seguramente fue mútua para Brent De Boer, la imponente Zi MacCabe, el irreconocible Peter Holmstrom y un emocionado Courtney Taylor Taylor que no ocultó su sorpresa e incluso se dio tiempo para fotografiar a su audiencia.

Al parecer, el escenario Corona Light fue el lugar de los reencuentros de bandas muy queridas por el público mexicano. Uno de los más grandes llenos del Festival tuvo lugar cuando Travis subió al escenario y se reencontró con su público tras varios años de retiro voluntario, que según el vocalista Fran Healy se debió a que los integrantes de la banda escocesa se dedicaron a cuidar por un par de años a sus hijos. Temas como «Driftwood» y «Flowers in the window» fueron de lo más coreado aquella noche.

 

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The Crystal Method

 

Los headliners de la noche en el escenario Corona Light fueron los norteamericanos de The Crystal Method que con su particular carisma y manejo escénico lograron mantener un nivel respetable de audiencia pese a que muchos asistentes, entre los que me incluyo, decidieron cambiar de escenario.

 

Corona

 

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 The XX Foto: Excélsior

En el escenario Corona, el más alejado del Festival y con uno de los aforos más grandes del evento recibió a bandas que aunque no son nuevas, han venido conquistando audiencias de manera progresiva. White Lies y The XX fueron algunos de los actos que más llamaron la atención de los espectadores. Los británicos hicieron gala de sus recursos para mantener encendido a un público que ya comenzaba a reunirse para presenciar el evento más sui generis del Corona: DeadMaus.

Joel Thomas Zimmerman, el Dj detrás de la máscara de Ratón y el gigantesco escenario lleno de luces estroboscópicas convirtió al Festival Corona en uno de los raves más grandes del país. Pantallas enormes, un pedestal cúbico y dos brazos mecánicos fueron las herramientas que Zimmerman utilizó para tratar de enganchar con un público que no entendió muy bien su fiesta permanente. Definitivamente el show de DeadMaus fue uno de los más estridentes, pero por momentos su espectáculo se sintió fuera de lugar.

Capital

 

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Dinosaur Jr

En el escenario Capital, el segundo en tamaño del festival, se vivieron algunos de los mejores momentos de la jornada con bandas de moda como Imagine Dragons y dos verdaderas leyendas en sus respectivos géneros. En primera instancia, Dinosaur Jr se encargó de encender al público con una selección de sus mejores éxitos entre los que destacaron «Watch the corners», «feel the pain» e incluso su versión al clásico de The Cure «Just like Heaven». Rock corrosivo, distorsionado y con mucho poder, Dinosaur Jr diou na cátedra de ejecución pura sin falsos protagonismos.

El escenario Capital cerró sus actividades con la esperadísima presentación de Phoenix. Un show impresionante visual y musicalmente hablando. Durante más de 60 minutos, los comandados por Thomas Mars interactuaron en todo momento con imagenes proyectadas en las pantallas gigantes que integraban las siluetas de los músicos franceses dentro de escenarios fantásticos y grabados de Durero.

 

1er. Dia del Corona Capital Music 2013 en el Autodromo Hermanos

Phoenix Foto: Excélsior

Los franceses entregaron una selección bastante decente de su repertorio. Temas como «Consolation prices», «Too Young», «Entertainment», «Girlfriend» y «Lisztomania» fueron de lo más celebrado en una presentación bastante emotiva en la que el vocalista de Phoenix se dio tiempo para mezclarse con el público, tomar una bandera de México y cual niño héroe, subir a lo alto de una de las estructuras del escenario para cantar desde ese lugar un fragmento de una de sus últimas canciones. Phoenix cerró así las actividades del escenario Capital y una de sus presentaciones más exitosas en suelo latinoamericano. Un éxito que se han ganado a base de trabajo y un desempeño sobresaliente sobre el escenario.

 
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Phoenix Foto: Excélsior

 

Los Saldos

Pies cansados, gorra y chamarra mojada por un líquido que presumiblemente era cerveza, ojos irritados por el polvo y el humo del tabaco y la marihuana fueron los saldos de asistir a un festival en el que la brecha generacional comienza a hacerse cada vez más amplia. La dinámica, el atuendo de los convocados al ritual musical y sobre todo, la entrega que antes caracterizaba tanto al mexicano me hacen pensar que la forma de disfrutar los conciertos, al igual que el hecho de consumir música han cambiado irremediablemente.

¿Será necesario adaptarse a este tipo de festivales? ¿Será que uno siente que ya no entra en la dinámica porque los conciertos ya no son diseñados para escucharse, sino para interactuar socialmente? Quiero pensar que no. Quiero creer que la dinámica de eventos como el Corona Capital tarde o temprano regresarán a enfocarse en el hecho de disfrutar la música y no en el de consumir desmedidamente, participar en las actividades de las marcas patrocinadoras y unirse a la pasarela que busca desesperadamente tomarse una foto con cara de Duck Face y subirla a Facebook mientras el artista, simple artículo de decoración, toca sobre el escenario.

Pero ya lo dijo Amélie: Son tiempos difíciles para los Soñadores.

 

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HolaSim Alternatripmail

Un comentario en «Resonancias: Corona Capital, el festival de las máscaras. Día 1 Sábado»
  1. Pues si amigos, alguna vez fui a Coachella en Indio California a escuchar música, ahí fue cuando me di cuenta de la verdad de todo, Coachella mató a la música y no solo lo digo yo ni las decenas de personas que rondaban el festival con esta leyenda en sus playeras, protestando ante la máxima expresión del capitalismo en la música, el modelo gringo de festivales. No es culpa de los fresas, los nacos, los hippies, los hipsters o de la gente en general; Estados Unidos como todos los que hemos cruzado sabemos es la tierra de las opciones, cuando entras a una tienda de pretzels no solo hay un pretzel, hay muchas opciones; light, integral, sin sal, con chocolate, con ba ba ba abbababab… Ahora que tiene que ver con la música? muy sencillo, los festivales gringos, que sin duda es en los cuales está basado el corona capital son como cuaqluier starbucks, es mas importante tener todas las opciones qeu pudiera llegar a querer un determinado cliente que rifarse por una propuesta mas atencionable (me invente esa palabra) que complaciente, es decir; Prefieren venderle a todos en vez de venderles a los nichos. Hay cuatro tipos de personas que van a un festival:
    1) Los que van a ver a su banda, que pagarían lo que sea que cueste el boleto por verlos aunque sea en un festival, esta gente tiende a quedarse rondando en espera de tal vez encontrar otra banda de su agrado.
    2) Los que van a escuchar música, esta gente solo va porque el festival le otorgó el suficiente numero de opciones para que su mente y cartera accedan ir.
    3) Los que van al evento, aqui la música queda en un segundo plano y se convierte en ir a el evento a socializar, pasarla bien, etc.
    4) Los que van para decir que fueron, estas personas tal vez se cagan de calor, o se mojan y les molesta caminar y la mayoría de las bandas les dan igual, pero al ir podrán al fin siguiente decir «guey que cabrón estuvo el corona alias coachella, lolla, etc»

    Mi solución sería quitar tantos escenarios. ¿Porque debo tener que escoger entre dos bandas que me gustan, no es una especie de insulto invitar a una banda y ponerla a competir en un horario por un público determinado, es como si te invito a mi casa a que cocines porque lo haces muy bien y cuando llegas te digo que otro cabrón va a cocinar y que todos los presentes van a juzgarlos para luego escoger el platillo de quien quieren comer. ¿Porque no dejar que cada quien tenga su tiempo y toda la atención?
    El modelo es incorrecto, no es posible que el suenño de cada banda que se crea en este 2013 sea tocar en Coachella y ser una opción mas, no es posible que si logras tocar en coachella y te quieres sacar los huevos en tu escenario te veten y no puedas volver, la cosa amigos mios es que ahora hasta la música juega bajo las reglas de los gringos.
    Así que el corona como muchas cosas en México es un retrato distorsionado de un modelo gringo.

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