Por: Ignacio Pato /  @ipatolorente

Dicen que el infierno es un lugar oscuro, en el que hay cubos metálicos de los que salen columnas de fuego rojo y humo negro y está lleno de personajes deformes deseosos de hincarte el diente. Un diente que no te haría ningún daño porque, por otra parte, estarías ya muerto. Pero todo eso es literatura judeocristiana, con mayor o menor fortuna a la hora de crear imágenes. Lo único verdadero del infierno es la pérdida de certeza combinada con la pérdida de conciencia de inmunidad de la que antes hablábamos. En esa desorientación gana Franc3s.

Franc3s es un trío formado por María Costa (batería y voz), Patricia Bermúdez (sintetizadores y voz) y Alberto Vecino (guitarra y voz) y con base en Galicia. En 2010 y tras varios apuntes positivos de la crítica a propósito de sus maquetas vio la luz su debut homónimo bajo la discográfica Los Enanos Gigantes, auspiciada por Fernando Alfaro (músico de Surfin’ Bichos o Chucho).

En el encontramos rápidamente las señas de identidad de la banda: ritmos marciales y guitarras con grano que acompañan a unas palabras amenazadoras que te transportan a ese infierno de la falta de certeza. ¿Por dónde vendrá la agresión?, se pregunta el oyente mientras no se da cuenta que está fuera de todo alcance de peligro físico. “Nosotras tenemos fe en el veneno” es una buena muestra de ello, pero no la única. Ahí están “Me gustaría verte sangrar”, “Cómo haremos para desaparecer”, “Su sombrero señor, es un viaje muy corto” (con un estribillo que repite hipnóticamente “lobos comiéndose tu pecho”) o “Y entonces dejó de darle arena al monstruo”.





Y es en estas que la banda anuncia su fichaje por Limbo Starr, una de las disqueras de referencia en la independencia española. Es con ellos que apareció esta misma semana su segundo álbum, producido por Rodrigo Caamaño (Triángulo de Amor Bizarro) y con diseño del cuarto miembro de la banda, recientemente fallecido, el artista Alberto Gende. “Campanas de Fuego Rosa” es una nuevo viaje de ida y vuelta al infierno.

En tiempos de bulimia musical, con el llamado síndrome del buffet libre instalado en cada consumidor de música por internet, bandas como Franc3s hacen el esfuerzo y esperan que sea recíproco en el oyente. Si es recíproco, el infierno en tus oídos está garantizado. Y no precisamente porque su propuesta sea puro ruido ni esté aquejada de una pose vacía como la de otros grupos que nacieron al rebufo del revival shoegaze. Desde “Apartamento alquilado”, el tema elegido como single de presentación, el contenido es perfectamente homogéneo con el ofrecido en el debut pero mejorado con un empaste aun mayor entre las baterías y los teclados. Las letras, más crípticas aun que antes, y unos títulos de canciones que parecen elegidos en una especie de escritura automática, realzan algo que mal hecho sólo sería retorcido. Sin embargo, es imposible pensar que algo de lo que de momento ha hecho Franc3s es gratuito.

No lo es en la magnífica “Entrelazamiento”, ni en la más íntima “Cables”, ni en la punk “No reconocemos a este tribunal”, ni en la hipnosis de “Un vaso de agua de tormenta de M” ni en el violento final de “Ritmo intestinal” y con el del disco en una catarsis de más de diez minutos de distorsión tras la cual deberíamos reponernos y volver a la realidad gris. Quizá echásemos de menos el infierno de Franc3s.

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