La cantante portuguesa Ana Moura enamoró al público del Festival Internacional Cervantino con su radiante interpretación de la música tradicional portuguesa. Ante una audiencia que agotó las localidades del bellísimo Teatro Juárez de la ciudad de Guanajuato, Moura interpretó lo mejor de su repertorio denominado en su país como Fado musical, además de consentir al público con un  par de versiones a los temas No Expectations y Brown Sugar de The Rolling Stones y su interpretación al clásico de Lola Beltrán: Cucurrucucú Paloma.

El Fado de Moura ha llamado la atención de todo el mundo gracias a su alejamiento de los cánones del Fado tradicional y del lugar común de que el faro es melancólico y triste. Para Ana Moura, el Fado también habla de vivir los sentimientos con mucha intensidad, incluyendo la alegría de disfrutar la vida y sentirse vivo. Quizá la gran diferencia de Moura con otras fadistas es que su fuerza interpretativa se debe a que sus origines en el canto no solo se remiten a su herencia familiar, sino a una breve, pero aleccionadora faceta dentro del mundo del rock, en donde aprendió que el Fado debía interpretarse tal y como se ejecuta la música rock: con mucha intensidad.

 



 

Su actitud abierta y experimental la ha llevado a tocar los principles escenarios culturales alrededor del mundo, además  de llamar la atención de superestrellas del pop como Prince y The Rolling Stones. Estos últimos invitaron a la portuguesa en 2007 a cantar en el disco  The Rolling Stones project 2 (2007), en el que artistas internacionales como Milton Nascimento y Bill Frisell interpretaron canciones del grupo. En ese material Ana versionó los temas No expectations y Brown sugar, cortes que suele interpretar durante sus shows en directo.

Aunque los 3 músicos que la acompañan interpretan fado tradicional, la línea de innovación de Moura incluye una interpretación mucho más contemporánea y un gran contacto con el público. Y es que la interacción que logra sobre el escenario rompe todo el protocolo del Fado tradicional, ya que constantemente invitó al público a marcar el ritmo con sus palmas y a cantar los coros de sus canciones, al tiempo que permitió el brillo de sus músicos en piezas instrumentales.

 

 

Con un set que recorrió gran parte de su discografía, Ana Moura dio un show sumamente emotivo que incluyó un cambio de vestuario y canciones en portugués, inglés  y en español. El concierto terminó con «Levame a Os Fados», uno de los temas más conocidos de la cantante alrededor del mundo y en el que nuevamente pidió la ayuda de los asistentes al Teatro Juárez para cantar los coros principales de la canción.

Al cierre del concierto, Ana presentó «Cucurrucucú Paloma» un tema que, según sus propias palabras, «escuchaba desde niña en casa», también felicitó a los mexicanos por tener una cultura «tan rica y conocida alrededor del mundo». Aunque la ejecución de Moura resultó un poco alejada al clásico de Lola Beltrán, el público no pasó de largo el detalle y estalló en aplausos para los músicos portugueses, quienes en al menos 2 ocasiones regresaron al escenario para cantar temas adicionales y recibir la ovación del público.

Con su participación en la cuadragésima edición del Festival internacional Cervantino, Ana Moura confirmó el buen momento que vive la música tradicional Portuguesa y su cálido recibimiento entre el público mexicano.

 

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