Hay historias de la vida real que harían palidecer a las cintas de terror más disparatadas. La trágica muerte de la ex cantante, actríz y playmate Yvette Vickers es tan sólo una de ellas.

Vickers fue hija de los músicos de jazz Charles y Lola Vedder, a quienes solía apoyar en las partes vocales cuando salía con ellos de gira. Durante su juventud intentó estudiar periodismo en la Universidad de California Los Angeles, pero un taller de actuación cambió el rumbo de su vida.

Yvette fue descubierta por productores de Hollywood que la convencieron para incorporarse a algunas cintas de bajo presupuesto en la década de los 50. Pero no fue hasta 1958, cuando Vickers saltó a la fama gracias a «Attack of the 50 feet woman» película en la que, además de interpretar el rol principal, su imagen quedó inmortalizada en uno de los posters de ciencia ficción más célebres de la historia.

Pese a su imagen de símbolo sexual y su prolífica carrera durante las décadas de los 50 y 60, la vida personal de Yvette se caracterizó por una serie de amoríos fallidos y por el estilo de vida solitario que llevó hasta el fin de sus días.

El pasado 27 de Abril, la policía del condado de Los Ángeles respondió a los reportes de varios vecinos de Vickers que se quejaban del mal olor y el horrible aspecto que daban las enormes pilas de correo sin abrir y basura amontonados frente a su casa.



La escena que encontraron los detectives dentro de la casa fue realmente macabra. En su habitación, el cuerpo totalmente descompuesto de la actríz y con fuertes indicios de momificación yacía sobre el piso a unos pasos de un teléfono descolgado y un calefactor personal que, inexplicablemente, permaneció encendido a baja intensidad durante casi un año.

Según los primeros reportes forenses, el cuerpo de la actriz, podría haber permanecido en el lugar por varios meses. Según se especula, el calor del calefactor pudo haber favorecido la deshidratación y momificación del cadáver, tal y como ocurre con los restos de personas encontradas en desiertos y entornos libres de humedad.

Lo que nadie se explica es cómo una persona que se suponía medianamente famosa y que seguía recibiendo correo de admiradores de todas partes del mundo pudo haber sufrido tal abandono por parte de amigos y familiares sin generar sospechas. Tampoco se explica el hecho de que un calefactor pudiera haber permanecido encendido cerca de un año sin provocar un accidente o ser desconectado por la compañía eléctrica por falta de pago.

La terrorífica muerte de Vickers ha generado mucho amarillismo, aunque la verdadera lección que todos deberíamos aprender es la doble moral conque se maneja el mundo del espectáculo, que sistemáticamente desprecia y abandona a todos aquellos que dejan de serles de utilidad.

No somos nada. Un día eres sex symbol y otro te conviertes en inspiración de películas Gore.

Descance en paz Yvette Vickers

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