Normalmente cuando pensamos en cultura musical de nuestro país las posturas de los melómanos son semejantes, «En México sólo hay artistas mediocres», «Tenemos una educación musical de quinto mundo», «Los mejores músicos están Europa o Estados Unidos».

No niego que en su debido contexto, estas aseveraciones resulten verdaderas pero como en todo, la moneda tiene dos caras. Vamos a ir por partes, establezcamos primero algunos hechos.

  •  Nuestro legado musical está pobremente documentado.

Por un lado, poco hay escrito y/o difundido sobre la música prehispánica. Los expertos afirman que dados algunos vestigios de flautas, tambores y otros utensilios sonoros podemos más o menos imaginar la música de las culturas anteriores a la conquista, sin embargo ignoramos realmente la teoría musical que se utilizaba: escalas, tipos de ritmos, armonías, etc.

En el caso de la música de la colonia, si bien existen más datos que documenten su situación no hay una buena difusión de  la misma. Es probable que mucho se haya perdido durante las revueltas civiles. También es un hecho que las dependencias gubernamentales competentes y los medios de comunicación de masas no hacen los debidos esfuerzos para su difusión lo cuál  resulta en una grave consecuencia:

  • El pueblo mexicano no tiene interés en saber sobre sus orígenes

Un colega músico me comentaba sobre una serie de obras corales escritas en la Ciudad de Puebla durante la colonia y adivinen en donde están las partituras originales: La Biblioteca del congreso de los Estados Unidos. Uno de los rasgos que hacen de nuestro vecino del norte una gran nación es que han sabido nutrirse de lo mejor de la cultura global aspecto que deberíamos adoptar en México.



Ahora bien, no todo es culpa de los mexicanos, también hay circunstancias históricas que nos ponen en desventaja.

  • Nuestra música parte principalmente de la música europea. La música europea lleva ya cientos de años de venirse gestando, es evidente que tenemos una desventaja de años antes de crear una escuela musical mexicana.

A pesar de los tres puntos expuestos anteriormente, considero como dice el título de mi colaboración que «Vamos a paso de bebé» pero no hemos dejado de caminar. Miremos un poco que sucede a nuestro alrededor:

  • Independientemente de la pobreza que tiene la educación musical en las escuelas la inquietud de los niños y adolescentes por hacer música no ha desaparecido.

Aún en las zonas rurales más desafortunadas no se ha perdido el gusto por «jugar» con algún instrumento musical. Aún sigue habiendo bandas de vientos en los funerales, rondallas en las secundarias, violines un poco mal hechos en las comunidades Tarahumaras o acordeones desvencijados en los restaurantes. Con ésto no pretendo pintar un triste panorama de derrota, al contrario, «Sobrevivimos dentro de los escombros y nos negamos a desaparecer» dice aquel batallón de notas musicales presente en la vida cotidiana.

Otro elemento de ventaja a nuestro favor:

  • El oligopolio de medios de comunicación de masas cada vez tiene menor influencia sobre la oferta musical popular gracias a Internet.

Si bien es cierto que en ocasiones es una sobre-oferta, Internet nos ha abierto el abanico de posibilidades para escuchar distintos tipos de música. La radio ya no es el medio imperante para oferta musical, de hecho ahora son las radio difusoras quienes tienen que consultar Internet para ver que es lo que más se consume.

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Nuestra obligación como sociedad es ahora tomar esas flamitas de inquietud musical y convertirlas en verdaderos incendios: Burn Baby Burn!

Ese acordeón desvencijado, es importarle parcharlo y enseñar al ejecutante la manera ortodoxa de tocarlo si dejar que olvide su escuela autodidacta porque con la fusión de ambas podrá desarrollar un lenguaje musical más original.

El violín mal hecho de la sierra puede ser remplazado por un buen violín que además su intérprete podrá utilizar para tocar de igual forma a Bach que sus danzas regionales. Aquí debo hacer un paréntesis y reconocer el esfuerzo de Fundación azteca que a través de Esperanza Azteca ha llevado la música a zonas marginadas del país y donado instrumentos de calidad.

Si en la escuela no hay enseñanza musical es importante entonces que en las casas se acostumbre a uno a escuchar diferentes géneros y estudiar que hay respecto a ellos. No importa que no sean géneros «clásicos», invariablemente toda la música parte de una misma rama en determinados aspectos Adele tiene influencia de Johann Sebastian Bach y cuando hacemos ésto consiente aprendemos a valorar toda la música en su justa medida y contexto.

El primer pasito de bebé es preguntarse:

¿Qué hay más allá de la música que escucho?

 

 

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