¡Atrévete! propuesta hereje contra la violencia en México de Sara Sefchovich es un excepcional libro que analiza el tema de los orígenes sociales e históricos de la violencia en nuestro país y propone una solución que por obvia, podría haber pasado desapercibida por cientos de años.

Más allá de señalar, de acusar y hasta condenar los gravísimos problemas de corrupción y violencia a todos niveles cometidos por los funcionarios públicos corrompidos, la industria del narcotráfico y el crimen que azota con fuerza a una buena parte del país, la autora propone una reflexión inicial: ¿De dónde salieron todos esos delincuentes y esos funcionarios corruptos? ¿Cómo llegamos a los niveles actuales de violencia en nuestros país?

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Sobre ello, Sefchovich acota una reflexión: «La violencia ha sido y sigue siendo telón de fondo de la vida cotidiana en México. Por momentos con mayor intensidad que en otros, pero siempre. Y ni cuenta nos damos de esto»

A partir de ese planteamiento, la socióloga e investigadora de la UNAM hace un recuento del contexto histórico, pero también propone un ejercicio de autocrítica al lector: «Quién puede tirar la primera piedra de que nucna hizo o aceptó corrupción? ¿De que nunca desobedeció la ley o la interpretó como mejor le acomodaba? de que nunca engañó en su trabajo, escuela o familia?»



Como bien menciona la autora: «Para que las cosas sucedan como suceden y sean como son en nuestro país, es porque existe «Un piso social». Y Sefchovich va más allá, al señalar que los mismos personajes siniestros y reprobables de nuestra historia son producto del contexto social que hemos construido los mexicanos: «De nosotros sale el futbolista que engaña con su edad para entrar a un equipo, el albañil que no llega a trabajar el lunes y dice que es porque se murió su abuelita, el pobre que miente sobre sus ingresos para que no le retiren los apoyos del gobierno, el rico que tampoco quiere responder con la verdad para que no le cobren más impuestos».

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De ese contexto de corrupción y mentira del que todos somos o hemos sido cómplices en menor o en mayor medida se forma el tan mal interpretado «tejido social mexicano». Sobre el tema, la autora señala la equivocación repetitiva de los funcionarios públicos al indicar que en entornos violentos el tejido social está roto, cuando la realidad es que es muy sólido: «De hecho, los cárteles mexicanos se organizan y sostienen en función de los familiares».

Terrible pero cierto. Un país que se jacta de sus valores, en el que la familia ocupa el lugar más importante, es también el país en el que las organizaciones criminales y muchas estructuras de poder corruptas y amañadas se construyen a partir de una retorcida visión de la familia en la que se encubre, se engaña y se niega la posibilidad de que un acto delictivo sea castigado.

«En México el tejido social tiene su fundamento en la familia, que para los mexicanos es la institución más importante, muchos más que su país» señala Sefchovich. El problema es que según Francis Fukuyama estas estructuras: «Son tan cerradas que los lazos de confianza existentes entre los miembros de las familias son altos, pero fuera de ella son extremadamente bajos». Una frase que ejemplifica esta idea es el funesto dicho popular: «Mejor que lloren en tu casa y no en la mía».

Dentro de la estructura familiar mexicana hay un centro de gravedad alrededor del que orbitan muchos de los factores determinantes del caso mexicano: La madre.

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La figura central de la madre mexicana, catalogada como santa y bondadosa por nuestra cultura popular resulta determinante en el retorcido contexto social en el cual vivimos. El poder que tiene la madre sobre sus hijos y dentro de una familia, en las condiciones que esta sea, quizá ha sido históricamente desaprovechado en los planes de saneamiento social.

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Para muestra, Sefchovich cita un ejemplo: «Los Arellano Félix tenían una relación tan intensa con su madre, que por eso se asegura que fue imposible que ellos mataran al cardenal posadas Ocampo, como dijeron las autoridades de la época, porque la madre lo quería y lo admiraba». Según dice la periodista Anabel Hernández: «Para un capo que se precie de serlo, su madre es lo más sagrado».

¿Es la madre responsable principal de llevar a cabo el saneamiento social? ¿Es ésta una de esas posiciones «que sitúan la maternidad romántica y esencialista como bandera de lucha y como piedra de toque de cierto poder de las mujeres?

Para Sara Sefchovich sí lo es, y en ¡Atrévete! propuesta hereje contra la violencia en México nos ofrece una propuesta que va al origen del problema.

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¡Atrévete! propuesta hereje contra la violencia en México
Sara Sefchovich
Aguilar, México 2014

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