En mi ruta en la ciudad, en el metrobus, en el metro, caminando en la calle o con mis amigos puedo darme cuenta que la mayoría cargan algún tipo de smartphone que les permitiría leer casi cualquier clase de libro. Sin embargo, su uso como lector no es tan extendido. Además de la carencia de lectores en la ciudad, que no es tan monstruosa como parece si se mira a la hora y hacia los lugares adecuados, y del surgimiento de Angry Birds, pareciera que la opción electrónica parte más de su oportunismo que de la calidad de su experiencia. Me explico: nos gustan los libros gratis y descargables, pero parece que preferimos el libro en papel. Leí a un escritor decir que se trataba de un fetiche por el papel; lo decía, sentí, como una justificación, como si se disculpara por sentir afecto por un material. Yo creo que ambas posibilidades no están peleadas y que este cambio podría traer de nuevo un cuidado por el libro como objeto.

Pero cuando nos acercamos a un lector de libros electrónico tenemos que preocuparnos por el tipo, el interlineado, la simulación de papeles y así hasta que llegamos a la configuración que nos gusta; algo que no nos sucede si compramos un libro de una editorial reconocida. El trabajo editorial, en el formato digital, ya no es la marca de la casa sino un pequeño laboratorio a nuestra disposición. Esa característica es la que más me atrae de los lectores pero también la que creo más débil porque, aunque muchos somos entusiastas del diseño editorial, ese no es el caso de todos, y no tendría por qué serlo. Hay gente que no puede leer sino es en un libro con papel color hueso y hay a quienes no les importan más que las palabras mismas.

La resolución de la pantalla es determinante al momento de la lectura


Cuando me acerqué por primera vez a un lector electrónico, que fue el Adobe Digital Editions para PC, me negué a leer así, sentado mirando hacia el frente, como analizando una hoja por dónde camina un pequeño bicho. La experiencia me parecía terrible: la pantalla brillaba mucho, la letra tenía que ser ajustada, la resolución de mi pantalla no era la mejor, y además tengo mis dudas sobre la portabilidad de una computadora de escritorio. No tenía diccionario y en general no era muy diferente de leer desde un explorador de internet salvo por la paginación.




Con el tiempo llego el kindle, del cual me desilusionó que no tuviera una luz para leer de noche. Cuantas posiciones incomodas no habría podido resolver ese delgado lector de no ser porque su premisa ha demostrado ser errónea (sobre todo ahora con la llegada del Kindle Fire): no se trataba de hacer papel electrónico, sino de una pantalla para lectura. No ahondaré en el kindle como aparato porque creo que todo aquel que posee uno por iniciativa propia ya está comprometido con los lectores electrónicos.


Pero bueno, de lo que quería hablar era de la llegada de los sistemas operativos móviles como iOS o Android y de las diferentes aplicaciones para lectura: iBooks, Kindle, Aldiko, Stanza y otras que ofrecen ese pequeño laboratorio del que antes les hable, además de un muy buen diccionario que se activa con solo tocar la palabra, un buscador, un índice automático (cuando el archivo lo soporta) y hasta notas que te redirigen automáticamente a lo largo del libro. Todo esto sin mencionar la pantalla de alta resolución que suelen traer algunos dispositivos como los de Apple a partir del iPhone 4.


Digo todo esto porque a pesar de haber llegado a este punto y que este tipo de dispositivos ya están en muchas manos al menos en la ciudad, no se usan tanto como aparatos de lectura, ni si quiera de revistas o noticias a través de servicios como Instapaper, Read It Later o Readibility. Ya mencioné la carencia de electores pero creo que tal vez pueda deberse a que la experiencia de lectura aun no es satisfactoria para muchos. Por eso he armado una pequeña lista de recomendaciones para los que quieran darle una verdadera oportunidad al formato electrónico.

  • Usa fuentes serif o con remates como Palatino, Garamond, Times New Roman o cualquiera parecida. La mayoría de los lectores ofrecen estas y otras fuentes parecidas. En mi opinión el tipo de fuente si es determinante en la calidad e la experiencia. Por ello son estas el tipo de fuentes que encuentras en los libros de editoriales serias.
  • No uses pantalla blanca al cien por ciento a menos que venga diseñada por tu aplicación y cuida el brillo de la pantalla. La mayoría de las pantallas tiene opciones de brillo muy altas, que son ideales para ver videos de alta definición pero que para leer no sólo son innecesarias sino que cansan la vista. Lleva el deslizador del brillo hasta abajo y luego súbelo hasta donde el texto sea completamente legible. También usa el modo de elctura nocturna.
  • Usa un lector con diccionario. Eso puede darte una verdadera experiencia sin pausas. No es que no puedas pausar la aplicación e ir a algún otro diccionario también electrónico, pero sin duda poder seguir rápidamente la lectura te ayuda a concentrarte.
  • Experimenta con márgenes, interlineados y tamaños de letra. Haz tu propia versión del lector.
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Por Fernando García

@unfernando

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