“No quiero exagerar: leer cuentos y novelas no nos hace por fuerza mejores personas, pero estoy convencido de que quien no lee cuentos y novelas –y quien no persigue las distintas variedades de la ficción- tiene menos posibilidades de comprender el mundo, de comprender a los demás y de comprenderse a sí mismo” – Jorge Volpi.
Mucho se ha hablado en recientes semanas sobre la importancia de la lectura, ante la pifia del ex gobernador del Estado de México durante la Feria del Libro hispanohablante más importante del orbe, pero esto, definitivamente, tendría que ir más allá.
Jorge Volpi lo resume de forma más que magistral en su último ensayo Leer la mente (Alfaguara, 2011), que es sin duda alguna, el estudio sobre los efectos y consecuencias de la lectura más imponente de los últimos años (quizá desde 2008 con la soberbia aportación de James Wood, Cómo Trabaja la Ficción).
El autor mexicano, quien se consagró en 1999 con su espectacular novela En Busca de Klingsor, realiza una especie de estudio literario-científico, tal como lo marcan los cánones de la Generación del Crack a la que pertenece, en el que muestra cómo trabaja el cerebro cuando se involucra con los libros, y con la ficción en general.
Volpi rescata el tema de la empatía como uno de los aspectos fundamentales que aporta la lectura y la ficción en general: se lee para vivir ser otro, dice el galardonado con el Premio Biblioteca Breve 1999.
“Cuando no descansa en un dogma, la ficción nos permite, por el contrario, ensanchar nuestra idea de lo humano”, señala en el ensayo.
De igual forma, la posibilidad de acceso a diferentes tipos de ficción (cine, literatura, videojuegos), aportará en el individuo la posibilidad de recrear más situaciones aunque, estrictamente, no las haya vivido. Lo cual colaborará a crear seres menos obtusos y sí, con mayores posibilidades de ser autosuficientes.
Leer la Mente es uno de los mejores libros que se escribieron en 2011 porque, además de las novedades que pueda aportar en el tema de la lectura, demuestra cómo se debe escribir un ensayo, desde la investigación, hasta el punto final.
