Regresamos de nuestro letargo veraniego, en el que no sólo aprovechamos para tomar un respiro de todo lo demás, sino para embriagarnos de la literatura, tanto la que pisa fuerte en estos días, como de los clásicos que siempre estarán para reconfortarnos.
En la primera categoría habría que nombrar una de las novelas en nuestro idioma, más notable del siglo que transcurre: “Norte” del boliviano Edmundo Paz Soldán. Ensayista de cepa pero ya con algunos afortunados ingresos en la narrativa extensa, este escritor sudamericano nos regaló el año pasado una tercia de historias brutales, tan conmovedoras como indignantes, sin un ápice de misericordia en su escritura.
Primero, un asesino serial que evade el incesto sobre su hermana, pero no sus instintos más demenciales, que lo convierten en el Railroad Killer. Un pequeño monstruo suelto en la frontera, donde su carnicería pasará a la historia más inhumana.
También, en estas páginas, habita un tal Martín Ramírez, hombre de cualidades más que nobles, que por fortuna, o desgracia, cayó en el manicomio donde su locura inducida transformará sus pensamientos básicos en imponentes obras de arte.
Por último, Michelle, una joven cuyo sueño es crear superhéroes que atrapen a la gente por medio de sus historietas, pero primero deberá acabar con la obsesión y la relación enfermiza que la une con su profesor. Tres historias en tres tiempos diferentes, donde la crueldad es tan bien tratada como los problemas que traen consigo las relaciones personales. Habíamos buscado un libro que ofreciera esta gama de temáticas, de perspectivas y que estuviera escrito de forma ejemplar, entonces apareció “Norte”.
No por nada la recomendación tajante de Mario Vargas Llosa en esta primera edición que hace Literatura Mondadori en México: “Una de las voces más creativas de la actual literatura hispanoamericana”, lanza el Nobel.
Norte
Edmundo Paz Soldán
Mondadori, México 2011