El Museo Memoria y Tolerancia es uno de los más modernos e impresionantes espacios educativos del país. Como su nombre indica, la impecable museografía que lo conforma esta destinada a exponer la brutalidad y excesos de la civilización humana con el propósito de transmitir la tolerancia a través de la memoria histórica de los más grandes genocidios de la humanidad.

 

Las peculiaridades del museo comienzan al entrar al recinto, pues a diferencia de otros espacios, el recorrido se hace de arriba a abajo ya que las distintas salas que lo conforman se encuentran instaladas dentro de los cuatro pisos de un moderno edificio ubicado frente a la Alameda Central.

 



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Por tal razón, el recorrido inicia subiendo en un elevador hasta el cuarto piso, lugar que además de contar con una inmejorable vista del centro histórico, alberga la sala destinada al holocausto Nazi.

 

 

A través de una impecable museografía que incluye gigantografías, videos, piezas históricas y maquetas, el museo recrea de una forma bastante vivencial e impresionante las atrocidades de la intolerancia en la Alemania Nazi. Las piezas dan fe de como el nacionalismo de ultraderecha comandado por Hitler comenzó a ejercer su poder partir de la prohibición de formas de expresión muy menores, como escuchar música de jazz o bailar swing en los salones de esparcimiento por considerarlos ritmos musicales «No Arios».

 

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Además de los videos y placas museográficas que acompañan a cada una de las piezas de la muestra, destacan las frases que anteceden a cada una de las salas y en las que pueden leerse ideas resonantes y proféticas, como la de Henrich Heine: «Allí donde se queman libros, al final se quemarán seres humanos»

 

Los excesos que el ser humano puede cometer cuando se entrega el poder infinito a un reducido grupo de personas queda expuesto en la sala dedicada al Holocausto, en donde puede contemplarse un vagón de tren similar a los que se usaban para transportar a los ciudadanos judíos a los campos de concentración.

 

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Más adelante, se da fé de los horrores a los que millones de personas fueron sometidos ahí, como trabajos forzados, experimentos médicos, ejecuciones en masa y la espantosa y vergonzosa «solución final»; evento en el que fueron ejecutados miles de hombres, mujeres y niños dentro de gigantescas cámaras de gas. La escena es brutalmente ilustrada en una enorme maqueta cerca del final de la sala.



Al terminar el recorrido de esta sala es inevitable experimentar un nudo en el estómago. Sin embargo, justo cuando cualquiera podría pensar que la traumática experimentada a costa de los Nazis sería suficiente para no repetirse jamás, una interrogante recibe al expectador al entrar en la siguiente sala: ¿¿¿Nunca más???

Es inexplicable como el ser humano puede caer en los mismos errores y convertir las cosas más absurdas en pretextos para exterminar a sus semejantes. La intolerancia religiosa en la ex-Yugoslavia, el odio racial en Armenia y Sudán y las masacres cometidas hace algunos años por el ejercito de Guatemala en las comunidades rurales mayas son sólo algunos funestos ejemplos. Al traer a la memoria estos macabros crímenes cualquiera pensaría que se trata de actos irracionales cometidos muchos siglos atrás, sin embargo el odio y la intolerancia siguen vivos hoy en día, como lo prueban las placas dedicadas a lo que pasa actualmente en Darfur.

La sala dedicada a la tolerancia, tiene el objetivo de concientizarnos sobre el bombardeo al que medios de comunicación como la televisión y la radio nos someten mediante el uso y abuso de estereotipos sociales que lo único que generan es el resentimiento y el odio. Es una pena que los comentarios xenofóbicos hacia los mexicanos de los comentaristas británicos del programa Top Gear aparezcan en este museo, pero es más penoso ver los «sketches cómicos» con claros tintes racistas y prejuiciosos transmitidos por Televisa durante el pasado mundial de futbol ejemplifiquen el bajísimo nivel ético de nuestros medios de comunicación.

«Indeferencia es complicidad». La frase deja muy claro el verdadero motivo para la construcción de este museo. Promover la acción social a través del aprendizaje y la reflexión está en las manos de cualquier ciudadano, sólo basta informarse un poco para sumarse al cambio y romper el círculo vicioso. Otra forma en la que podemos contribuir para evitar la intolerancia y la represión contra los defensores de los derechos humanos es ingresando al sitio: yomedeclaro.org y difundiendo el video que ahí se presenta.

Les recordamos que el Museo está en: Plaza Juárez, Centro Histórico de la Ciudad de México (Frente al Hemiciclo a Juárez de la Alameda Central), a un costado de la Secretaría de Relaciones Exteriores y a unos pasos de las estaciones del metro: Juárez, Hidalgo y Bellas Artes. El Museo abre de Martes a viernes de 9:00 a 18:00 horas y los Sábados y Domingos de 10:00 a 19:00 horas, la entrada tiene un costo de $55 para adultos y $45 para estudiantes con credencial.




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Un comentario en «Museo de Memoria y Tolerancia: voces que gritan nunca mas!»

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