Aunque a través de ésta columna me gusta mostrar todo lo que sucede alrededor de la música de forma intangible, es inevitable volver a lo tangible de una industria que colapsa y se convierte en un suspiro por el fetiche que no desaparece bajo el influjo y comodidad de la información digital.

En realidad no me preocupan mucho las disqueras (no todas, sólo las que han destruido la música con su avaricia), pero es inminente que el refugio que más nos gustaba en nuestra adolescencia y que nos permitía disfrutar la magnitud de un álbum corre el peligro de desaparecer.

Las tiendas de música digital incrementan sus ventas y el combate contra lo intangible parece una batalla perdida, aunque algunas acciones como el Record Store Day mantienen en la trinchera a las tiendas independientes en el mundo. Al evento se han sumado diversos documentos visuales para recordarnos que esos lugares llenos de fetichistas amantes del empaque y la música pierden su lugar. I Need That Record!, Sound It Out! y The Archive cuentan casi la misma historia: tiendas en peligro, discos en búsqueda de dueños, anaqueles desmantelados con martillos.

No hay sustituto para la interacción física entre fanáticos de las música y coleccionistas. Una buena tienda de discos funciona como centro de la comunidad y punto de reunión de gente con mentalidades similares, esa es la razón por la que Colin Hanks decidió embarcarse en un proyecto de crowd-funding que hablara sobre una de las pérdidas más grandes para los que nos gusta la música. Aunque no hay comparación entre las tiendas independientes y el gigante que era Tower Records, la idea sigue siendo la misma, tenemos un lugar menos.



La cadena fundada en 1960 fue el refugio de muchos y desapareció en 2006, pero inició como muchas otras tiendas, con un fanático en Sacramento llamado Russ Solomon, que vendía discos afuera de la farmacia de su padre. El negocio se expandió en los 70 y 80, con enormes almacenes en Los Angeles, San Francisco, Nueva York, Londres y Tokio. Las tiendas eran exhaustivamente completas, realmente era poco lo que no podías encontrar y si no encontrabas lo que querías, al menos podías pasar horas solicitando que te abrieran discos para escucharlos, viendo portadas, libros y revistas.

Aunque Colin Hanks dice que no le gusta celebrar la existencia de las grandes corporaciones, siempre se sintió orgulloso de que Tower Records hubiera surgido en su ciudad natal, por eso en el año 2008 comenzó a filmar su documental sobre el sueño de Russ Solomon colapsado. Pero la idea le llegó dos años después de la desaparición de Tower Records, algo que hizo casi imposible obtener el financiamiento para terminar la película, por lo que recurrió a Kickstarter para recaudar el dinero necesario para su proyecto titulado All Things Must Pass.

Con George Harrison como santo patrono, la página de Kickstarter del filme invita a hacer donaciones desde $1 a $2,000 dólares a cambio de mercancía, mención en los créditos, viniles de colección de las entrevistas realizadas por Hanks y, por supuesto, la entrada a la función de presentación.

La campaña alcanzó su meta de $50,000 dólares en cinco días, un indicador de que para mucha gente las tiendas de discos, no sólo Tower Records, significan algo, pero eso no quiere decir que tendremos que esperar hasta que All Things Must Pass llegué al cine, que aparezca la nueva fecha del Record Store Day o ver las películas que mencioné líneas arriba… es mejor dejar de leer y encaminarse hacia la tienda más cercana y comprar algo.

HolaSim Alternatripmail

3 comentarios en «Spoiler Alert: All Things Must Pass: The Rise and Fall of Tower Records»
  1. Recuerdo mucho las laaargas horas que uno pasaba en Tower Records; viendos discos buscando cosas raras que pudieran tener en la tienda, esperando que estrenaran los lanzamientos de la temporada, de pasada hojear libros, leer el numero nuevo de algun comic. Era toda una experiencia.

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