En momentos en que las perspectivas convergen y se separan al mismo tiempo, inicia un festival de cine basado en la idea de compartir, aparece un impuesto que pone en peligro al cine nacional y al mismo tiempo se anuncia la apertura de un museo dedicado a las producciones mexicanas; diversos contextos que ponen retos a la industria cinematográfica y nos hacen reflexionar sobre ese pasado que se glorificará en vitrinas, el presente de los creadores y el futuro de las inversiones.
Empezando por las ideas que aportan más al espectro de los pensadores, ésta semana inició el Primer Festival de Cine bajo licencias Creative Commons en la Ciudad de México, que comparte las mismas ideas que hicieron surgir al BccN Barcelona Creative Commons Film Festival. La reunión de creadores y consumidores se llevará a cabo del 9 al 14 de julio de 2012, en varios espacios del Centro Histórico como son: Casa Vecina, Centro Cultural España, Museo Nacional de Arte, Universidad del Claustro de Sor Juana y la Biblióteca móvil A47.
Se mostrarán proyectos audiovisuales (películas y cortometrajes) liberados bajo la licencia Creative Commons y se realizarán mesas de debate sobre la creación y difusión de proyectos bajo la idea del “compartir” y el copyleft contra el ahora restrictivo copyright. Se trata de un festival sobre una distribución más libre, que implica públicos más amplios, diversos y con mayores redes de distribución, ideas que podrían frustrarse con un nuevo impuesto que los productores independientes no podrán pagar.
Ese agregado “digital” a las marquesinas de los cines se ha convertido en un extra para los asistentes, pero esa palabrita implica una cuota por pantalla, con la que se perderán oportunidades para las películas mexicanas. La palabra digital obligará a productores y distribuidores mexicanos a pagar a partir de éste año un impuesto adicional, tan sólo por lograr que sus películas sean vistas en las nuevas salas de cine.
El impuesto Virtual Print Fee (VPF) es una de esas ideas que vienen de Hollywood y se aplica a todos los mercados donde tiene influencia, incluyendo nuestro país. Con el agregado se tendrán que pagar 800 dólares por pantalla para que los dueños de las salas de cine recuperen la inversión que hicieron para cambiar los proyectores de celuloide (35 milímetros) a digital (con disco).
Con eso llego a la otra noticia, la apertura del Museo del Cine que CONACULTA y la Cineteca Nacional inaugurarán a finales de éste año con el proyecto de ampliación que comenzó en la Cineteca en diciembre de 2011. El museo abrirá sus puertas el 13 de noviembre y se mantendrá con acceso de entrada libre hasta diciembre, sin embargo en el 2013 mantendrá precios accesibles para todos.
La remodelación del refugio en el pueblo de Xoco de muchos amantes del cine incluirá un nuevo patio central, compartido por Divulgación IMCINE, donde se promoverá nuestro patrimonio fílmico con el objetivo de formar mejores espectadores a través de foros para la reflexión, la difusión y la exhibición de nuevas propuestas. Tendrá áreas para exposiciones tanto de las colecciones de su acervo, como de materiales provenientes de otros museos y contará con una ludoteca, una sala de lectura, una tienda y una terraza.
Según informó la Cineteca Nacional en un boletín el Museo del Cine tendrá “una superficie total de mil 512 metros cuadrados en cuatro pisos y su acervo estará compuesto por 365 mil piezas cinematográficas. Se presentarán tres exposiciones grandes al año y diferentes muestras por piso, además, se programarán actividades académicas y talleres infantiles. Ocasionalmente, el museo también saldrá a las calles, montando exhibiciones fotográficas sobre las rejas de la calle de Mayorazgo”.
Los dejo con esas tres noticias, que van de la liberación de producciones a la reflexión de los involucrados en el cine mexicano, que ya han hablado del impacto negativo que tendrá el impuesto, que incluye una repartición de ganancias diferente al modelo que se copió de Estados Unidos, cercando a los productores independientes. Posiblemente perderán su acceso a la audiencia de las salas comerciales, que de por si era reducida, pero también nos hace pensar que los cineclubes y foros que apoyan ésta industria afortunadamente se fortalecerán.
