A 60 años de que el disc jockey Alan Freed comenzara a tocar un estilo de música en Cleveland, Ohio, utilizando las palabras rock and roll para describirlo, aparentemente ya resulta fácil seguir las líneas que lo concibieron y que lo mantienen a través de diferentes vertientes como el género más popular en la actualidad, influyendo directamente sobre otros sonidos sin importar de que lugar del planeta surjan.

De 1951 a 2011 fácilmente podemos decir que Alan Freed utilizó las palabras rock and roll para definirlo, pero también podemos afirmar que no surgió el estilo con el primer DJ acusado de aceptar payola y que el género fue evolucionando de finales de los 40 a principios de los 50 con una combinación de blues, jazz, country y góspel, pero eso es para una clase de R’n’R 1.0, ni siquiera el sumergirse en sus significados (sexo y movimiento) y la aparición de la guitarra eléctrica lo engloban, porque es necesario considerar el todo para palpar las influencias de los estilos de vida (las migraciones de los poblados rurales a las grandes ciudades), la moda, las actitudes y el lenguaje. Y aún así nos quedamos cortos.

Sobre el rock and roll de Estados Unidos claramente se ha escrito mucho, aunque nunca sobra encontrar nuevas historias, sin embargo al repetir en mi mente algunos fragmentos del documental Kraftwerk and The Electronic Revolution, Karl Bartos me recordó su idea de la “herencia musical británica”. Menciona la imposibilidad de emular el sonido americano por la falta del delta del Mississippi, por lo que buscaron la próximidad del delta del Támesis, tan sólo para descubrir que no sonaban tan naturales, la búsqueda de los Beatles teutones estaba destinada a fracasar.

Sabemos que el giro de la persecución desembocó en el krautrock y la música electrónica, pero Bartos deja una incógnita sobre la herencia musical del Reino Unido, que como en muchos lados inició con el intento de muchas bandas de tocar blues y sonar como los discos que escasamente les llegaban de América. Como en Estados Unidos, es necesario agregar muchos elementos a la mezcla para llegar a las particularidades de la región. Sorprendentemente, para alcanzar ese sonido tenemos que tomar en cuenta que en 1960 en Gran Bretaña se eliminó el servicio militar obligatorio.



Como explica Keith Richards en su biografía Life, toda esa generación se había mentalizado a pasar dos años en el ejercito, la rebeldía de la adolescencia sería abruptamente terminada y se les obligaría a transformarse en adultos. Repentinamente esa opción desapareció, en vez de ir al extranjero y regresar como una persona completamente diferente, se les dieron dos años para hacer lo que querían, muchos de ellos decidieron permanecer mentalmente jóvenes hasta la fecha.

Pero los aspectos que influyen el surgimiento del rock and roll británico van más atrás, como explica una de las muchas biografías de David Bowie, se remonta al impacto en la infancia, con niños jugando en las zonas pobres no protegidas por Winston Churchill, llenas de ruinas dejadas por los bombardeos nazis, viviendo en áreas de re ubicación en casas prefrabricadas, probando el sabor de los dulces hasta 1953, creciendo en hogares fragmentados con padres marcados por la guerra o encabezados por viudas.

Sin embargo, para no hacerles el cuento largo, hay tres cosas que todos esos músicos vieron en su infancia/adolescencia y posteriormente se convirtieron en el móvil, el tema y la inspiración para todo lo que hicieron después: el primer programa de ciencia ficción de la BBC, The Quatermass Experiment (que también inspiró la historia del filme Alien); las películas Blackboard Jungle y Don’t Knock the Rock, y el rey del skiffle Lonnie Donegan.

Basta de palabras, mejor vean las imágenes para entender los sonidos que construyeron esa herencia musical y que no se pueden trazar con el London Musical Mapp:

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