El uso indiscriminado de las redes sociales por parte de los atletas en Londres 2012 se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza para el Comite Olímpico Internacional. Y es que a tan sólo 4 días del arranque de las olimpiadas, 2 atletas de élite ya han sido expulsados a causa de comentarios poco afortunados en sus redes sociales.

La atleta griega de  salto triple Paraskevi Papachristou, fue la primera en ser expulsada por publicar un tweet con comentarios racistas dirigidos a los atletas africanos. Tan solo unos días después, Hope Solo,  guardameta de la selección de futbol femenil norteamericana inició una polémica discusión en Twitter con la comentarista deportiva Brandy Chastain.



Por si fuera poco, el pasado lunes, el seleccionado de futbol suizo Michel Morganella, fue excluido del equipo olímpico tras calificar en Twitter a sus rivales surcoreanos como «Mongoles» y exhortándoles a que “se quemen todos”.

Para evitar declaraciones tan lamentables y preservar la concentración en la competencia, el Comité Olímpico ha recalcado la importancia de respetar  el  Artículo 40″ de la Carta Olímpica  que impide a los atletas  la promoción personal y la denigración de otros competidores durante los Juegos.  Las multas por infringir esta orden pueden llegar a los 100.000 euros y la expulsión de la justa olímpica.

Como era de esperarse, la postura del COI no ha agradado a los deportistas, por lo que algunos de ellos ya ha alzado la voz. Y es que aunque es evidente que el uso de las redes sociales se rige en base al juicio personal, las implicaciones diplomáticas de los atletas deja claro que es urgente una regulación ética en el uso de las redes sociales.

Pese a existir manuales muy explícitos sobre lo que puede o no expresarse en redes sociales, las repercusiones de lo expresado en internet por parte de los atletas rebasa con creces la capacidad de respuesta de las autoridades olímpicas. Aunque en esta columna mantenemos una clara postura a favor de la libre expresión, también consideramos que las declaraciones deben ser tratadas con especial cuidado ético, ya que sus emisores son representantes morales de las naciones a las que representan, y en muchos casos, modelos a seguir.

 

 

No cabe duda de que las olimpiadas de Londres 2012 serán un interesante caso de análisis en torno a las resonancia que tienen las redes sociales en eventos de repercusión mundial. Lo que es un hecho es que estamos ante un caso extraordinario de transición en las comunicaciones digitales. Londres 2012 pasará a la historia como los primeros juegos olímpicos 2.0. 

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