Ulises, al igual que su homónimo protagonista de la Odisea, es un músico que en los últimos años ha vivido una serie de aventuras que lo han puesto de arriba abajo. Si vemos su curriculum es bastante impresionante, principalmente por su trabajo en el entorno jazzístico de México.

Ha acompañado a célebres artistas como: Iraida Noriega, Arturo Castro, Armando Manzanero, Aida Cuevas, Regina Orozco,  Carlos Cuevas, Jaime López y Susana Zabaleta. También ha compartido escenario con músicos y grupos como: Enrique Nery, Rosino Serrano, la Big Band Jazz de México,  Diego Maroto, La Big Band de Ed Lorenz, Todd Clouser (E.U.A), Joao Enrique (Brasil), Fernando Acosta Jr (Cuba), Iván Leroy (Belgica), Irvin Lara, Israel Cupich, Pepe Torres, Big Band dirigida por Chucho López, Agustín Bernal, Mario Patrón, Remy Álvarez, Aarón Cruz, Mark Aanderud, Julio Revueltas.

Si alguien me pidiera definir a Ulises Pérez Arroyo en dos palabras éstas serían: disciplina y constancia. Ya en ésta columna hemos hablado hasta el cansancio de la importancia que tienen esos aspectos en un músico.

Yo conocí a Ulises hace ya más de 15 años en la Escuela de Música de la BUAP, fue el primer baterista que tuvo Eslabón cuando éramos casi unos niños jugando a la música. Recuerdo a Ulises estudiando su instrumento por varias horas diarias.

Ulises comía, dormía y respiraba su batería. Constantemente charlaba sobre sus ídolos bateristas y desde entonces, si bien gustaba del Rock, su verdadero amor era el Jazz. Tengo recuerdos de un par de ensayos en donde mientras armaba su batería me pedía que pusiera uno de sus discos de Dave Weckl o de Victor Wooten, era de los pocos colegas que escuchaban a Miles Davis y con quien fui a ver a Chick Corea en el Palacio de Bellas Artes.



Nunca puso en duda su vocación musical y al día de hoy es de los pocos músicos contemporáneos de un servidor que han seguido navegando (otra vez, cómo el mítico guerrero) a pesar de que Eolo con su ventarrón soplido lo mueva de Puebla a DF o San José del Cabo. Donde quiera que haya buen Jazz ahí estará él. Firme en su tempo y sutil en su toque, de los pocos bateristas que conozco que hacen cantar a su instrumento.

Ahora reencuentro en mi colega a un músico maduro, más completo e incluso muestra una faceta de compositor que yo desconocía. Este es uno de sus temas Dejándote Ir:

 

Y éste otro se titula A Distant Fragrance:

Como bien establece el refrán: “Más dicen las acciones que las palabras”, en este sentido este baterista mexicano ha tomado las riendas de su carrera y ha decidido aterrizar sus proyectos a toda costa. Buen ejemplo para los jóvenes músicos que deseen navegar aguas musicales. No me sorprendería verlo pronto tocando en Europa o Estados Unidos, llevando el tempo con agilidad y precisión.

 

Para más información pueden visitar su canal de YouTube:

http://www.youtube.com/channel/UCpVS9CRdK_tBPEODKNrSaMw

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