Si se trata de hablar de historias de locura, Alucardos: Retrato de un Vampiro es la más exagerada, porque habla de tres historias que mezclan completamente la ficción con lo inverosímil, pero que realmente ocurrieron, excepto la de Alucarda, que por más tenebrosa que sea ante la cámara, sigue siendo una imagen para amantes del gore.

Sin embargo la historia de Juan López Moctezuma, el extravagante promotor del jazz y realizador de filmes ambiciosos y poco convencionales en la cinematografía nacional, y la de sus secuestradores Lalo y Manolo, aprendices del cineasta, obsesivos de sus películas, no son ficción. Su enlace es Alucarda, el comportamiento errático y una serie de historias personales que concluyen para uno e inician para otros en un hospital psiquiátrico.

El filme dirigido por Ulises Guzmán, que tardó cinco años en realizarse, muestra a Manolo y Lalo como el semillero de ideas, sobre todo la de ser un alucardo, uno de los herederos de López Moctezuma y poseedores de los derechos totales de su obra, mismo derecho que ostentan todos fanáticos del director por igual, sirve para construir a través del documental el retrato del vampiro, que después de estrenarse en el Festival Macabro de éste año, tendremos la oportunidad de ver en la Cineteca Nacional a partir del 20 de diciembre.

Para ir ambientándose, ¿porqué no ven Alucarda?



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