Antes y después de Cristo, antes y después de Nietzsche, antes y después del fin del mundo

por Ovidio Ríos

 

Pensar hoy en el fin del mundo es absurdo. Prefiero pensar en los que piensan en el Fin del mundo. Desde los que le temen hasta los que lo idean. La historia de la sociedad podría contarse a partir de los días en los que se supone acabaría el mundo.  Predisponerse al Fin del mundo me parece una necedad. Sin embargo, creo que cumple un objetivo, por ejemplo: la renovación. Renovarse de la pesadilla de la continuidad. Tenemos la seguridad de que nuestra vida es limitada, finita, porque así lo vemos con los que mueren primero. Sabemos que las personas, los animales, lo orgánico muere. El planeta no tiene por qué ser excepción



¿Qué pasa si esto es falso? Lo que nosotros suponemos que muere sufre sólo una transformación y son ellos, los muertos, los que comprenden esta foto inamovible de la eternidad. Supongamos que el mundo tampoco muere. Ya Nietzsche habló sobre la muerte de Dios. Muerte que el mundo ha tenido que superar. Pensar que no es la vida eterna (en el paraiso) la recompensa a nuestra vida de dolor y sufrimiento no es sino la carencia al argumento sobre la conducta. Cuando a un niño se le pide que se porte bien naturalmente nos pregunta ¿por qué? Suponer que no hay premio nos orilla a evitar el esfuerzo.

 

¿Qué pasa si el obrero se pregunta por su rutina laboral? ¿Qué con el alumno sobre la escuela? ¿Qué con la puta sobre su cliente? El fin del mundo se manifiesta como una gran mentira, como los reyes magos, el ratón de los dientes, los sistemas económicos, y un largo etcétera. Es la mentira el motor del tejido social. Digo la palabra mentira y no aspiro a ninguna verdad. Pienso en la mentira creativa.

Suele oírse que “no es el fin del mundo” ante alguna falta. ¿Qué es, entonces, el Fin del mundo? Sospecho que la oportunidad de no tomar ese pesero. La oportunidad de quedarse sentado a contemplar el microbús saturado, el reloj que avansa, la hora de entrada al trabajo al que posiblemente no llegaré. Y ver a los demás en el Fin del mundo. No es lo mismo vivir temeroso del fin del mundo (o de los cambios) que imaginar el fin del mundo. Suponerlo como un momento de reposo. Natural.

 

 

Luis Ovidio Ríos es editor, divulgador cultural y escritor mexicano. Ha participado en talleres literarios, mesas redondas  y conferencias literarias al lado de escritores de la talla de Edgar Omar Avilés y Raquel Castro. Desde hace varios años se dedica a divulgar la obra de escritores mexicanos dentro del Instituto Nacional de Bellas Artes.

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