No es una tendencia de un sólo género, realmente no lo es, Bruce Springsteen ya tocó completo Born in the USA; Slayer, Megadeth y Nine Inch Nails ya recrearon en vivo Abyss, Rust in Peace y The Downward Spiral, respectivamente; The Who y Roger Waters ya se sumergieron en la plenitud de Quadrophenia y Dark Side Of The Moon (pronto The Wall será parte de eso), Sonic Youth ya hizo lo propio con Daydream Nation, Pixies actualmente celebra la grabación de Doolittle y éste mismo año Primal Scream presentará Screamadelica y My Morning Jacket próximamente recreará sus cincos discos en cinco noches diferentes en Nueva York.
Muchos opinan que es injusto pagar precios exorbitantes para ver una banda tocar un álbum completo (algo que comúnmente no ocurre, aún en medio de una gira promocional), argumentan que un buen set list es una forma de arte por sí misma. Las bandas tienen que sumergirse en su catálogo, decidir cuántas de las nuevas canciones pueden tocar sin perder el interés de la audiencia, entonces descifrar la secuencia que mantendrá a los fans eufóricos, permitirse algunos descansos y devolver la energía para alcanzar un gran final y un explosivo encore. Eso requiere verdadero pensamiento y conocimiento de las fortalezas y debilidades de la banda, como compositores y músicos.
Bajo esa perspectiva, tocar simplemente un álbum completo elimina la necesidad de pensar, también le quita una carga a la audiencia, los que no son fans no deben preocuparse por escuchar una canción que no conozcan, además que desaparece el suspenso de adivinar que ofrecerá después la banda. No hay sorpresas, porque siempre se puede escuchar con antelación el disco, nadie te agarrará desprevenido. Desde ese punto de vista, la banda es floja, no piensa y, francamente, se insulta a sí misma al reducirse al nivel de una caja de música.
Escuchar exactamente los mismos coros, acordes y riffs, sin variación alguna, realmente parecen una falta de compromiso de una banda con el público, sin embargo ese tipo de conciertos tienen un objetivo muy claro: llevarte a un viaje familiar, donde compartes la idea del grupo, te sumerges en el concepto de álbum y en esa cohesión que la banda quiso transmitirte desde un principio, porque el orden de las canciones no es aleatorio, hay bandas como Radiohead que incluso han estado a punto de separarse por diferencias en ese orden dentro del concepto o se suicidan comercialmente para no separar sus canciones (Radiohead y MGMT)
El concepto de álbum está nuevamente en boga en la era digital. Muchos están intentando recuperar lo que significa unir un conjunto de canciones para brindar la ilusión de cohesión, mejorar un montón de cortes con artificio y secuencia para llegar a la unidad temática. Es un álbum, no se trata de sencillos separados que tienen una narrativa individual. Aunque no sea pensado como un álbum concepto, se trata de un rompecabezas diseñado para escucharse en plenitud, algo que claramente hemos perdido en la era del download.
Masticamos sólo una piezas, ya no queremos la comida completa, exigimos variedad y más opciones, olvidando que una producción se trata de creatividad y autenticidad. Afortunadamente, los álbumes completos aún tienen una audiencia. Artistas y fans están enfatizando en ese hecho, enfrentan la actitud de la industria de “se vende una canción o es el final” y dicen “No, queremos el reto completo. No tiene porqué ser así. Queremos algo más”.
Otra banda que hizo esto durante su gira de casi 2 años entre 2006 y 2008 fue My Chemical Romance. Durante el 90% de la gira promocional para su álbum de 2006 "The Black Parade", la banda se presentó en el escenario como sus alter egos The Black Parade y tocaron el disco de principio a fin. Este arreglo, según explicaron en su momento, se debió a la necesidad de llevar a la audiencia por el recorrido completo del personaje central del disco: The Patient. Tanto en la parte emocional como en la parte musical y visual, realizar los conciertos bajo esta estructura enfatizó el concepto del álbum, además de permitirle a la banda explayarse sobre el mismo tema.