Paracho, Michoacan

Hace una semana fui a ver a Caifanes. En el vive latino pasado pudimos ver a Felipe Staiti y su guitarra. Hace un par de semanas el video de Latinoamérica de Calle 13 se convirtió en un sólo día, en el video más visto de YouTube. A continuación explicaré como es que embonan estas piezas para mí.

Cuando uno escucha algunas bandas de ese “rock en español” de inicios de los ochenta uno también puede ver una generación de músicos con preocupaciones comunes: la recuperación o creación de ritmos, estructuras y sonidos que asemejen o den una idea de nación. Es decir, de hacer música a la que podemos llamar mexicana, chilena según sea el caso o latinoamericana al menos.

Café Tacuba tomó el rumbo de los covers y posteriormente el de la incorporación de esos ritmos en sus canciones: para mí Las Flores es su mejor canción porque es capaz de generar una noción de música mexicana, porque se escucha el huapango a través de la composición de los integrantes de la banda, con toda las influencias que eso significa.

Caifanes emprendió un camino similar desde el principio, pero me atrevo a decir que mucho más exitoso. La mezcla en Caifanes está más lograda. Antes de Marcovich ya se notaba una preocupación por sonidos diferentes, de orígenes mexicanos e incluso prehispánicos junto a instrumentaciones provenientes de los ochentas, sobretodo en Inglaterra.



Hay guitarras eléctricas, cuerdas sintetizadas, bajo eléctrico, pero también puede haber una marimba, un tambor que no encontrarías en grabaciones de rock angloparlantes o una flauta de madera. Marcovich añade después la dimensión de su guitarra y su proyecto: la guitarra latinoamericana, en sus propias palabras. Sólo basta escuchar Aquí no es así o Sombras en tiempos perdidos para saber de qué estoy hablando. Un ejercicio parecido es el de Felipe Staiti, quien puede tocar como si estuviera en The Police y luego convertir su guitarra en una quena.

Pero bueno, para el ’95 Caifanes ya no existía y Jaguares empezó a cubrir un nicho diferente en los medios de difusión como muchas otras bandas de la época: el suyo ya no era el gran público y sobretodo, las nuevas audiencias empezaban a mirar otra vez a “música de mejor calidad” (per se, por ser escrita en inglés) en la forma del mercado de música angloparlante. Esa circunstancia generó un silencio largo frente al gran público por donde pasaron bandas con pocas pretensiones sobre música mexicana en su sonido y ni hablar de ideologías. No voy a apuntar a nadie; creo que todos sabemos.

Ese silencio está empezando a romperse, y extrañamente, desde un lugar que pocos hubiéramos esperado cuando se nos presentó a esta banda en sus principios: Calle 13. Pero bueno, desafortunadamente me he extendido demasiado, así que eso quedará para la siguiente entrega.

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Por Fernando García

@unfernando

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