El disco solista de Dolores O’Riordan había amenazado con ser la llamada final para la banda irlandesa. Sin embargo, los años han pasado, y The Cranberries regresaron a darnos una noche llena de éxitos (claro que sí, más que del nuevo disco) y la magia celta de la voz de su lideresa.
El concierto inició con «Analyze» de su álbum Wake Up and Smell the Coffee. Y desde ese inicio, O’Riordan entabló conexión con el público: «Sing it! Sing it», quizá demasiado pronto, pues los coros no resonaban tanto.
«How» precedió a «Animal Instinct», donde O’Riordan sacó su guitarra acústica por primera vez, para delicia de los presentes, quienes, la verdad, nos rendimos ante ese rolón «que escribió mientras estaba embarazada». Luego, y con permiso de su banda, me gustaría suponer, se echó «Ordinary Day», con dedicatoria para las chicas (buena onda, ¿eh? Que Dolores es hetero).
Con las tempraneras «Linger» y «Ode to My Family» el Auditorio rugió, todos transportados por la emoción de las baladas. Y, por si eso fuera poco, la siguiente fue «Just My Imagination», en la que, además, Dolores lanzó una pelota de colores al público: ella, que se veía algo niña, aunque bella, en vestidito tipo shorts y Converse de colores. La pelota se perdió al final de la rola.
«Desperate Andy» y «Wanted» fueron bien recibidas, pero no tanto como la dulce «You and Me» y la que le siguió, «I Can’t Be With You». De ahí, la música se volvió un poco más oscura, con «Waltzing Back» y la casi-lamento «Electric Blue».
Prosiguieron con el canto a la libertad «Free to Decide», antes de aventarse al rock duro de «Salvation», en donde Dolores, ataviada con un penacho, brincó por todo el escenario, tirando plumas que regaló a las primeras filas. Aún así, el penacho aguantó hasta el final de la siguiente, «Ridiculous Thoughts».
«Zombie». Diez mil almas en el abarrotado auditorio se pusieron de pie, y sacaron el metalero interno. Increíble o no, había greñas que volaban, headbangeando al ritmo del alarido agónico de Dolores (ah, qué bien queda eso): «In your head… zombie…»
Tras semejante rolón, The Cranberries desaparecieron, pero sólo para que Dolores se cambiara y regresara con un vestido de noche, que aún así no civilizó su belleza salvaje. La velada continuó con «Shattered»; la nueva rola «Astral Projection» y «Still Can’t…» antes de lanzarse con «Promises», y, claro está, la elegida para cerrar: la obvia, pero adorada «Dreams», que deja claro el amor que los mexicanos le tenemos a esta banda. Muy buen concierto.
Pocas mujeres como Dolores han tenido una carrera tan longeva al frente de sus agrupaciones. Sus letras han sido un gran aporte en el rock pop, es una lástima que otras chicas no hayn seguido la brecha que ayudó a construir.
Excelente reseña Helen!