Sobre el matrimonio indeseable
«Siempre útil Octavio Paz, lo había citado sin comillas: la distancia con el príncipe es la única garantía de independencia para el escritor, para el
periodista, para el intelectual»
Con Estos Años, Julio Scherer tuvo una nueva oportunidad de reivindicar el lugar que el periodismo mexicano le tiene apartado en la historia. Es un conjunto de crónicas que defienden la vieja escuela de la escritura limpia y proyectan en muchos sentidos lo indeseable que puede llegar a ser la relación entre el periodismo y la política.La primera edición de el texto lanzada en 1995, fue el preámbulo de un éxito editorial y periodístico que a la fecha es uno de los pocos best sellers dignos de ingresar a la biblioteca. Scherer (México, 1926) enaltece la brevedad y la sencillez del lenguaje, para llevarnos de la mano por la oscura senda del priísmo todopoderoso a través de los diferentes encuentros que Salinas de Gortari y el periodista mantuvieron durante la última parte del sexenio del tristemente célebre ex presidente (expresidente si me lo permite la Real Academia).
La dictadura perfecta como bien le nombró Vargas Llosa, se refleja tan inmaculada como siempre, moviendo los hilos de los magnates de los medios. Dice Scherer: «A mí me quedó una vieja convicción: el gobierno actúa como si la información le perteneciera, sin respeto para la sociedad. No está solo en su trabajo. Cuenta con la complicidad de los reinos de la comunicación».El viejo Jacobo podría ser sólo uno de los ejemplos al respecto. A partir de una primera lectura, la duda de los que se emplean o estudian para dedicarse al periodismo me atrevo a decir que es homogénea y racional: ¿qué tanto se ha avanzado en la independencia de los medios obligados a informar y no a comprometerse estúpidamente bajo la sombra del Estado? He ahí uno de los comienzos de la cancerígena auto-censura.
La dictadura perfecta como bien le nombró Vargas Llosa, se refleja tan inmaculada como siempre, moviendo los hilos de los magnates de los medios. Dice Scherer: «A mí me quedó una vieja convicción: el gobierno actúa como si la información le perteneciera, sin respeto para la sociedad. No está solo en su trabajo. Cuenta con la complicidad de los reinos de la comunicación».El viejo Jacobo podría ser sólo uno de los ejemplos al respecto. A partir de una primera lectura, la duda de los que se emplean o estudian para dedicarse al periodismo me atrevo a decir que es homogénea y racional: ¿qué tanto se ha avanzado en la independencia de los medios obligados a informar y no a comprometerse estúpidamente bajo la sombra del Estado? He ahí uno de los comienzos de la cancerígena auto-censura.
Estos Años
Julio Scherer García
Editorial Océano
México, 1996