Antes de que se pusiera de moda el término “tribu urbana” todavía era posible distinguir a grupos bien identificados por sus códigos de vestimenta, lenguajes representativos y sobre todo, por sus intereses contraculturales distintos a los de la cultura dominante.

Las distintas corrientes sociales nacidas en los barrios populares, se mantenían hasta ese entonces al margen del escrutinio  de la cultura de masas y de la élite de las clases acomodadas. Fenómenos sociales geográficamente focalizados y agremiados en torno a la música Punk, el Ska o el Rock Urbano fueron hasta hace poco expresiones ideológicas surgidas del barrio y representativas del entorno y nivel cultural.

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La necesidad humana de alienación y estigmatización en edades tempranas es un acto remotísimo y que ha acompañado el desarrollo de las sociedades modernas, pero la proliferación de las subculturas han dado pie a discursos que cada vez más se toman menos en serio.

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La superficialidad, la sobrevaloración de los objetos y productos culturales y un desprecio sistemático a las expresiones de todo lo popular o mainstream son las características de una de una nueva corrientes social conocida en todo el mundo como: Los Hipsters.

El artista gráfico mexicano Jorge Pinto hace un irónico análisis de esta nueva corriente social en el libro ilustrado “Hipsters, (un manual ilustrado)”, editado en México por Editorial Aguilar.

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Con mucho humor negro y una sutil paradoja en la que muchos lectores terminarán aceptando que todo mundo tiene un poco de hipster, el artista yucateco hace una reflexión sobre el tipo de relaciones con los objetos que caracterizan a las sociedades de consumo en tiempos del internet.

El libro deja clara su crítica a la superficialidad y elitismo de esta corriente, que tras su supuesta superioridad intelectual no pierde la oportunidad para menospreciar de una forma arrogante los rasgos característicos de la cultura popular.

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En el imaginario de Pinto, los hipsters son revolucionarios permanentes, políticos de escritorio y militantes activos de causas sociales o ambientales, pero sólo a través de sus cuentas de Facebook y Twitter. Tras el pertrecho de seguir viviendo en casas de sus padres y aceptar trabajos de bajos salarios, como una forma de vida bohemia, los Hipsters validan su posición filosófica.

 

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Paradójicamente, los mismo que no pierden oportunidad por apoyar a bandas que nadie conoce, que apuestan por la bicicleta como medio de transporte ecológico y que rechazan tajantemente la producción masiva y la comercialización, contribuyen al mismo sistema que tanto critican al consumir productos de marcas como Apple y Moleskine, de vestir con prendas de Zara y de consumir masivamente café en Starbucks y otros locales por el estilo.

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Para Pinto, el término hipster, tanto señalado como adoptado, no es una subcultura digna de tomarse en serio. Más allá de los alcances que podría tener como una tribu urbana, lo hipster parece ser una corriente limitada a los cánones de la moda. Hipster, (un manual ilustrado) apela al cinismo, el humor negro y la ironía para denunciar la vacuidad y superficialidad en la que practicamente cualquier persona puede reflejarse.

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Hipster, un manual ilustrado es en ese sentido un excelente material para el ocio y pasar un buen rato con los amigos (o a costillas de ellos).

HIPSTER (Un manual ilustrado)
Jorge Pinto
Aguilar Editores
México, 2014
ISBN 978 607 11 2665 8

www.librosaguilar.com.mx

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