Ridley Scott, Kevin McDonald y Youtube nos invitan a ser famosos tan solo un día en la vida, quizás menos. Nos piden mandar vídeos individuales a lo largo del día 24 de Julio. La idea es filmarnos a nosotros u otras personas haciendo algo inusual o cotidiano. Mostrar lo que nos apasiona, a lo que mas tememos, lo que nos divierte y ¿Por qué no? También lo que llevamos en los bolsillos en un día común. Ya saben entonces a desempolvar las videocamaras y no estaría mal nos compartieran sus participaciones aquí en resonancia.
A mi eso de la fama al alcance de cualquiera me recuerda al dicho de Andy Warhol de que en el futuro todos tendríamos nuestros 15 minutos de fama. Y me debrayo aún más ¿Qué pasaría si realmente todos fuéramos famosos?, si todos pudiéramos recordar a los otros, recordar sus logros y proezas, sus escándalos y fracasos. Si nada se pudiera ocultar, qué pasaría con el mundo, con nuestra sociedad. Quizás el cielo que conciben los religiosos sea así. Un lugar donde todos se conocen. Se acabaría la servidumbre. El verdadero comunismo sería posible. Todos harían cola para entrar a las discos, clubes y restaurantes. Nadie le pediría autógrafo a nadie porque no se vería “in”. Todos los asientos serían V.I.P. Cualquier cena de cumpleaños a año nuevo nos recordaría a Cannes o los Oscares. Todos tendríamos nuestro capítulo de “E-Tru Hollywood stories”. Nuestros accesorios de la vida diaria, peines, zapatos, ..etc, podrían ser adornos de un restaurante temático o de un museo. Nos odiaríamos tanto. Seria la selva y todos se creerían Tarzán o la última coca cola del desierto. Sería la anarquía y el caos o mas bien el infierno, por eso de «Pueblo chico, Infierno grande». Y es que el mundo sería tan pequeño.Tendríamos que saludar a todos en todo momento. No existiría la privacidad. Nuestras intimidades estarían expuestas en programas de chismes y en revistas semanales. La revista “Hola” tendría cuando menos seis mil millones de paginas. Necesitaríamos millones periódicos, revistas, programas de radio y de televisión para cubrir las noticias de cada uno. Sería vomitivo. Cualquiera podría publicar sus pensamientos en novelas, poemarios, antologías de cuento y ensayos. De manera que las librerías y bibliotecas estarían abarrotadas de malas autobiografías. Viviríamos como James Dean, Marilyn y Kurt Cobain, al borde del suicidio.
Los rebeldes y revolucionarios serían aquellos que consiguieran llevar su vida en el total anonimato. Esos serían nuestros nuevos ídolos. Sorprendidos de encontrarnos a alguien “no famoso”, lo detendríamos en la calle, le diríamos exaltados y tartamudeando, -Hey, yo no lo conozco, usted es un don nadie, ¿Quiere tomarse una foto conmigo, donde le firmo?
Bravo!