Resonancia Magazine

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Guías Sí Ídolos No

¿Por qué tenemos ídolos?

Es una pregunta que da para múltiples respuestas, todas ellas con diferentes perspectivas dependiendo desde que punto de vista se haga. Hay cientos de estudios al respecto en sociología, antropología, psicología o filosofía.

En este breve espacio bloggero vamos a dar una respuesta de opinión basada en diferentes textos informativos que he leído a manera de aficionado. Tenga el lector en cuenta por favor que mi opinión no tiene validez académica en ninguna de las disciplinas arriba mencionadas. Lo que aquí expongo es en términos coloquiales y en respuesta a está misma pregunta planteada por un querido amigo.

La pregunta es muy común porque los ídolos forman parte de nuestra vida diaria y todos en mayor o menor medida los tenemos o hemos tenido a lo largo de nuestra vida.

Empecemos por definir el concepto ídolo de acuerdo al Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su segunda acepción nos dice: “Persona o cosa que suele ser amada o admirada con exaltación”. Ya habíamos tocado el tema de la exaltación cuando mencionamos el trabajo de Howard Bloom en la industria de la música norteamericana. La exaltación es el frenesí que nos produce algún evento.



Ahora que ya tenemos un punto de partida, trataremos de responder la pregunta. En primer lugar luego de pensarlo un poco, llega a mi una idea muy básica de la función del ídolo. Esto es, el ídolo es un ente que nos brinda ayuda que nos dá el aliciente para seguir adelante en el camino.

Desde las sociedades antiguas se habla de la presencia de héroes que pudieran inspirar a los miembros del colectivo a la superación. Tenemos las andanzas de Hércules, de Aquiles, en la cultura griega, las de Simbad en Oriente o las de Sansón en el antiguo testamento.. Todos ellos traen el mismo mensaje: Luchar contra la adversidad y salir triunfantes. Este tipo de virtud continúa presente en nuestros días en las figuras de Superman, Goku o Batman. Éste tipo de idolatría es hacia seres imaginarios.

Ahora bien, ¿Qué sucede cuando personas de carne y hueso destacan por alguna razón?. Puede ser por su talento musical como Los Beatles, por sus habilidades atléticas como Michael Jordan o en otros casos, francamente vulgares y absurdos, simplemente porque aparecen en algún programa televisivo de gran alcance (ej. Big Brother).

Parte de nuestra psique empieza a buscar “ayuda” en tales celebridades, en ocasiones nos brindan esa ayuda en forma de entretenimiento educativo o recreativo. En otras ocasiones su ayuda viene a manera de identificación: “Ese hombre o mujer era parecido a mi en origen pero ahora está en el Olimpo de la fama y viene a hablar por mi y los míos”. De cualquier, forma todo ser humano requiere ayuda. Nos damos cuenta después de los ocho años vemos que papá, mamá o los abuelos no lo pueden todo, aún cuando nos amen. Reconforta saber que alguien allá afuera nos inspira y nos llevará a distintos lugares en su alfombra mágica.

En principio esto no tiene nada de malo siempre y cuando nuestros ídolos nos muestren el camino y también nos hagan saber que el verdadero súper-héroe vive dentro de nosotros. Dicho en términos menos románticos: Es importante que toda persona tenga gente a quien admirar e imitar en sus acciones siempre y cuando lo veamos como un guía. Líder viene del verbo en inglés to lead que significa guiar. Pero en todo momento es nuestro criterio el que debe regir nuestras decisiones.

La mala suerte viene cuando algunos se aprovechan de esta cualidad intrínseca del ser humano a buscar guías y resultamos víctimas de una estafa donde terminamos obedeciendo ciegamente. Literalmente, nos hacemos fanáticos. Generalmente resultan más afectados aquellos sectores de la población con menor criterio, por eso no es extraño que los afectado sean los adolescentes en su ingenuidad propia de juventud o en casos más graves, adultos con bajo nivel educativo.

No vamos a entrar en detalles de las prácticas que llevan a cabo determinados grupos políticos o mercantilistas para crear esa exaltación en el público porque son bastante conocidas por varios. La herramienta principal que se utiliza para crear ídolos son los medios de comunicación masiva.

A manera de cierre quiero decir que los ídolos son como las llantas entrenadoras de la bicicleta. Son necesarias en un principio pero una vez que se encuentra el equilibrio es necesario desecharlas y conducir por nuestra propia cuenta y riesgo. Esto no quiere decir que de vez en cuando no pueda haber delante de nosotros un ciclista más experimentado que nos enseñe nuevas rutas pero al final del día nosotros somos quienes pedaleamos la bicicleta, las desiciones de rumbo están en nuestras manos.

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