En lugares como la Ciudad de México, leer en el transporte público es una opción inmejorable para aprovechar los tiempos de desplazamiento que en algunos casos rebasan las dos horas diarias. Basta echar un vistazo a los vagones del metro o a los autobuses y microbuses para confirmar que en los largos trayectos camino al trabajo o a la escuela, es donde se concentra un gran número de los lectores del país. Conscientes de esta condición, en el CONACULTA han desarrollado una iniciativa a la que vale la pena dar Resonancia.

Se trata del proyecto Paralibros, que en palabras de Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y la Artes,  es fruto del modelo más exitoso de promoción a lectura de la sociedad civil en nuestro país: el Programa Nacional Salas de Lectura.

Los Paralibros son muebles urbanos que se instalan en espacios abiertos y a la vez protegidos, como parques, campos deportivos o accesos a museos. En una etapa inicial serán 320 Paralibros los que se instalarán en toda la República Mexicana.



Los Paralibros serán estructuras que se abrirán durante el día, de acuerdo a las necesidades del lugar donde estará instalada, y se cerrarán por las noches. Para mayor comodidad de los usuarios contarán con bancos de lona y cojines.

Conaculta ofrecerá diez de estas estructuras para cada entidad del país, lo que representa poner a  disposición de los usuarios un total de 116 mil 800 ejemplares, mismos que se renovarán de manera periódica.

Los Paralibros tendrán un horario de atención de martes a domingo, de 10:00 a 19:00 horas. El préstamo de los libros, revistas y biografías disponibles en cada Paralibro será a través de un sencillo sistema de credenciales que se otorgarán al cumplir con algunos requisitos básicos.

Aunque aún no se han dado detalles acerca de las ubicaciones exactas de los Paralibros, siempre es bueno conocer noticias que fomenten la lectura a través de la difusión y prestamo gratuito de libros. Ante este esfuerzo cultural de las autoridades, nuestro deber como ciudadanos es demostrar que aquel dicho de que: «Los buenos ciudadanos somos más que los malos» es verdadero mostrando una actitud de respeto y responsabilidad cuidando los libros y protegiendo los mobiliarios que serán instalados, algo que lamentable no ocurrió con programas como los implementados en las estaciones del metro.

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